miércoles, octubre 31

Congreso rechaza proposición PP para inhabilitar cargos incumplan ley bandera

Esta iniciativa, que apostaba por una modificación de esta ley y del Código Penal, no ha prosperado al recibir sólo 125 votos a favor del PP, mientras que se han registrado 181 en contra y 2 abstenciones.

Los portavoces de todos los partidos en el debate han criticado la postura de los populares respecto a la utilización de los símbolos y les han reprochado que presenten ahora esta iniciativa después de que no la planteasen durante los ochos años del Gobierno de José María Aznar.

En cambio, la diputada del PP Ana Torme ha pedido al Ejecutivo 'altura de miras' y que cambie la legislación en esta materia pensando 'en los derechos y libertades' de los ciudadanos.

Para la parlamentaria popular, es necesaria esta reforma para que el Gobierno recupere la 'decencia democrática' en los últimos meses de la legislatura.

'Estamos en una legislatura bajo mínimos', ha proseguido Torme, quien ha considerado que cuando la enseña no ondea en una institución significa que 'los derechos y las libertades' de los ciudadanos 'están ausentes'.

Además, ha reprochado al grupo parlamentario socialista que 'decenas de ayuntamientos gobernados por el PSOE incumplen esta ley, sin que el Gobierno haga nada'.

Ha defendido que el PP 'hizo su trabajo' en esta cuestión durante sus ochos años en el Ejecutivo y que las delegaciones del Gobierno interpusieron recursos contra los consistorios que no cumplían la ley.

Ramón Jáuregui (PSOE), después de recriminar a Torme sus 'palabras agresivas', ha afirmado que los socialistas son 'firmes defensores' de la enseña, pero no quieren 'golpear a nadie con el palo de la bandera'.

Asimismo, ha rechazado la iniciativa al entender que las banderas 'no se imponen por temor al Código Penal' y ha opinado que las enseñas 'se respetan, inclusive se aman, por adhesión y no por sanción'.

Después de tachar de oportunista esta propuesta y de criticar que la misma sea fruto de 'presiones mediáticas', ha recordado que a él le 'rompieron la cara' hace 30 años 'por poner la bandera' durante su etapa en el Ayuntamiento de San Sebastián.

Para el coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, esta proposición responde al espíritu de 'división permanente' del PP, que 'intenta patrimonializar' los símbolos de manera 'inconcebible'.

En este sentido, ha agregado que esta iniciativa supone 'la peor forma de hacer patriotismo', ya que evidencia un 'patriotismo excluyente, que remite a una concepción muy alejada del patriotismo constitucional'.

La diputada de ERC Laia Cañigueral ha lamentado que el PP quiera construir 'una democracia a su medida' y continúe con sus 'tics autoritarios', que, a su juicio, fomentan el aumento del número de independentistas.

Desde las filas de CiU, Jordi Xuclá se ha mostrado de acuerdo con el 'actual marco legal' y el 'redactado' de la ley que regula el uso de la bandera y ha recordado que el PP durante sus ocho años en el Gobierno no impulsó ninguna medida sancionadora.

También ha rechazado esta propuesta el diputado del PNV Emilio Olabarría, quien también ha recordado que los populares 'no hicieron nada' en dos legislaturas y ha criticado que en el debate Torme haya intentado 'concentrar' en su intervención 'el programa de su partido en el capítulo de suspiros de España'.
Fuente:Terra

La modernidad del Gobierno


EN LOS ÚLTIMOS AÑOS, el Gobierno de la Nación ha sido el promotor de un movimiento iconoclasta contra el protocolo, el ceremonial e incluso las inveteradas tradiciones que conforman parte de la personalidad del pueblo español. Nuestro actual presidente se ha mostrado partidario de reducir o eliminar algunas prácticas que la comunidad española reconoce como parte obligada del Derecho Constitucional. Lo hace al amparo de una falsa modernidad, que cree descubrir, restándole fuerza o haciendo mal uso de unos símbolos que a su juicio son innecesarios, superfluos e impropios. Un ejemplo, sin ir más lejos, lo encontramos en la última visita del lendakari vasco al palacio de la Moncloa.
En la fachada esperaba el anfitrión flanqueado por la enseña nacional y por la bandera del pueblo vasco. Que se sepa y hasta el día de hoy, la bandera de España incluye a los vascos, por lo que no se justifica colocar su enseña en el mismo plano de igualdad, como si se tratara de la visita de un alto dignatario de un país extranjero. No hay que olvidar la existencia de la Ley de la Bandera de España, que define la enseña nacional, reconoce su uso, sus honores como representación de la Patria, y que se incluye en el conjunto de normas que forman parte del Protocolo y Ceremonial de Estado, fijando los ámbitos de colocación y consagrando que debe situarse siempre en el mástil de honor (en el centro si es un número impar de mástiles, o a la derecha -izquierda del observador- de las dos del centro, en el caso de un número par de banderas).
La bandera de España que surge del escudo, y está hecha para verla a distancia, es nacional desde el reinado de Isabel II. Sus actuales colores datan de 1843, cuando Carlos III encargó para la Marina una enseña que se distinguiera en alta mar, pues la que se usaba era un paño blanco con las armas del rey perteneciente a la dinastía de los Borbones. En 1844, las compañías del ejército comienzan a popularizarla adquiriendo el carácter de símbolo de la nación, el mismo que ostentaban las banderas de los buques de la Armada desde 1785, y recibiendo por ello los máximos honores militares, tal y como recoge el reglamento de 1984. No se puede ignorar la historiografía y mucho menos conculcar la Ley de Banderas.
¿Puede un Gobierno violentar o incumplir las normas de Protocolo y Ceremonial de Estado, las tradiciones usos y costumbres de su pueblo?, ¿es más democrático un mandatario por ignorarlas?, ¿democratiza más la representación que ostenta? Poder, puede, pero no debe. No hay que olvidar que su misión en todo caso sería la de propiciar un cambio en las normas, una adecuación de las mismas, pero en ningún momento ignorarlas, al menos mientras existan. Está claro que cuando un país abandona las propias reglas del ceremonial y protocolo de Estado, mal lugar hallará en el concierto del protocolo internacional, instrumento esencial en la armonía de la llamada política exterior. Como muestra de lo dicho, basta recordar el "afectuoso" saludo que le tributa al Sr. Zapatero el presidente de los Estados Unidos tras la ofensa que el primero hizo a la bandera americana.
Afirmaba un viejo profesor de derecho: "La bandera eres tú y no debes hacerle lo que no te guste que te hagan a ti como individuo". Y aunque las cosas tienen la importancia que se les quiera dar, no cabe duda de que la actitud de ciertos políticos sirve de exponente para mostrar el empobrecimiento de los referentes simbólicos a los que se enfrenta el mundo. Pero precisamente las banderas gozan de una profusión de reglas, escritas o no, que se han convertido en códigos de un lenguaje que va más allá de lo social. Echando la vista atrás, recordaremos la quema de enseñas españolas ante la embajada chilena, hecho protagonizado por los seguidores de Pinochet al ser éste procesado por el juez Garzón, o como lavaban banderas los peruanos en la etapa de Fujimori para limpiar, metafóricamente hablando, las injurias que la corrupción manchaba en la misma.
Un cargo público debe tener claro que el no es él, es el presidente de… y todo ello pese al Código para el Buen Gobierno del Gobierno. No debe empecinarse en no acomodarse a las exigencias del puesto que ocupa, en desdeñar el honor social que le corresponde, asumiendo el peso de la púrpura, es decir, acomodándose a aquellos elementos simbólicos que rodean el cargo que ostenta y que son la manifestación pública de la dignidad del mismo.
Tenemos la obligación de reflexionar sobre cómo se articula el protocolo, el ceremonial, las formas, desde el actual Gobierno de la nación, entre aquellos que se empeñan en no querer protocolo, lo que en el fondo es una actitud pedante, un intento de dar imagen de sencillez o de falta de sincronía con la propia dignidad del puesto asumido y al que se llega, la mayoría de las veces, por casualidad. Detrás de esta sencillez hay a menudo ignorancia, populismo coyuntural, lo cual puede dar lugar a profundos desaguisados si estas acciones u omisiones se siguen produciendo en escalones superiores del Estado, sin duda un pernicioso ejemplo que conviene denunciar antes que se convierta en pauta de actuación para otros ámbitos de la sociedad.
* María del Pino Fuentes de Armas.Titulada Superior Universitaria en Relaciones Institucionales
y Protocolo
Fuente:El Día

El Instituto de Estudios Almerienses realizará en noviembre las IV Jornadas sobre heráldica

El Instituto de estudios Almerienses (IEA) organizará el mes de Noviembre las IV Jornadas de arqueología experimental y su didáctica, dedicadas a la heráldica en esta ocasión, entre el 16 y el 24 de noviembre, y las VII Jornadas micológicas entre el 23 y el 25 de ese mismo mes.El día 16 se iniciarán las IV Jornadas de Arqueología Experimental y su didáctica “La heráldica almeriense” en las que se abordará este tema.La heráldica, o ciencia del blasón según la Real Academia de la Lengua, es el arte de explicar y describir los escudos de armas de cada linaje, ciudad o persona. Por tanto, blasonar es disponer el escudo de armas según las reglas de dicho arte y blasón será cada figura, señal o pieza de las que contiene el escudo. El escudo fue utilizado en un principio con el exclusivo fin de distinguir a las personas nobles y a su linaje, especialmente durante las batallas para no confundir amigos con enemigos.En estas jornadas, que organiza el Instituto de Estudios Almerienses, contarán con una conferencia impartida por un eminente heraldista y habrá cuestiones prácticas, como por ejemplo, la realización de un escudo.El curso será coordinado por Manuel Francisco Matarín Guil, del Departamento de Ciencias Sociales de Instituto de Estudios Almerienses y tendrá lugar en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Benahadux y en el Museo de Reproducciones Arqueológicas del mismo municipio.

La polémica visita del rey


El rey Abdala de Arabia Saudita realiza la primera visita de Estado de un monarca de su país al Reino Unido en 20 años, en medio de la polémica por por una entrevista entrevista concedida a la BBC y por críticas a su régimen de gobierno.


Este martes la reina Isabel II dio la bienvenida al visitante en la sede de la Guardia Real.
El recibimiento protocolario y ceremonial incluyó el desplazamiento del monarca en una carroza tirada por seis caballos blancos hasta el Palacio de Buckingham, donde se ofrecerá un banquete en su honor.
La comitiva real llegó a la capital británica en seis aviones y luego necesitó 84 limosinas para trasladarse al centro de Londres, en medio de fuertes medidas de seguridad.
Pero más allá de la pompa y la ceremonia, lo que ha marcado la visita es la polémica.
La visita, entre pompa y controversia