lunes, enero 14

El Papa oficia en el Vaticano una misa 'semitridentina'


Benedicto XVI eligió ayer la capilla Sixtina, el lugar donde los cardenales se encierran a la muerte del Papa para escoger entre ellos al sucesor, para rescatar parte del ritual de la misa tridentina caída en desuso desde que el Concilio Vaticano II decidió en 1965 modernizar la liturgia y hacerla más próxima y comprensible para la feligresía. Ratzinger ofició en italiano, no en latín como es habitual en las misas que siguen la pauta marcada por el Concilio de Trento (1563), pero dio la espalda a los asistentes en diferentes momentos de la ceremonia para evidenciar su aprecio por el viejo ceremonial.

El Papa alemán se convierte así en el primer Pontífice posconciliar, tras Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II, en adoptar una práctica que movimientos católicos tradicionalistas como el que sigue las enseñanzas del arzobispo Marcel Lefebvre --al que Juan Pablo II expulsó de la Iglesia-- han convertido en bandera.


El aprecio de Benedicto XVI por las formas litúrgicas caducas no es algo nuevo, pero esta vez ha querido predicar con el ejemplo. Sabido es su interés por la rehabilitación del canto gregoriano en la celebración eucarística. Y desde el pasado mes de septiembre, y por expresa decisión suya, se ha liberalizado la posibilidad de ofrecer misas tridentinas, antes sujeta a mayores restricciones. Ratzinger no ha ocultado que, de paso, con ello pretendía que los lefebvrianos volvieran al redil, pero los seguidores del arzobispo cismático no se dan por satisfechos con ese gesto y reclaman más concesiones.

BAUTIZO
En la ceremonia de ayer, durante la que se bautizó a 13 hijos de empleados del Vaticano, el Papa se situó junto a un antiguo altar de madera adosado a la pared en la que Miguel Ángel pintó El Juicio Final. En años anteriores tanto Ratzinger como Juan Pablo II habían oficiado sobre una plataforma móvil que se situaba en el centro de la capilla.

La Oficina de Celebraciones Litúrgicas había advertido horas antes de que Benedicto XVI utilizaría el viejo altar "para no alterar la belleza y la armonía" del lugar. Y que ello provocaría que "en algunos momentos" diese la espalda a los fieles, aunque usara el misal "ordinario", o sea el introducido por Pablo VI tras el concilio que decidió que la misa se impartiría habitualmente en las lenguas vernáculas y no en latín.
Fuente:El Periódico