martes, septiembre 11

Rusia: el ocaso de los dioses ateos

Decapitado Lenin para siempre, los iconos de la vieja Rusia asoman la cabeza por plazas municipales o se encaraman a lo alto de mástiles hasta hace bien poco reservados a la omnipresente bandera roja de los dioses comunistas.
El caso más llamativo se vive en la región de Penza, 300 kilómetros al sur de Moscú, donde el Gobierno local ha izado el rostro de Jesucristo como motivo central de su bandera. Sobre un fondo dorado, el icono viene a ser la réplica de un estandarte medieval enarbolado en 1380 por las huestes del príncipe ruso Dimitri en la épica victoria de Kuliokovo sobre los mongoles.
La fiebre por recuperar la iconografía presoviética es estimulada indirectamente desde el Gobierno de Vladimir Putin, que ha ordenado a todas las regiones y sujetos administrativos dotarse de una nueva bandera, un escudo y un himno en un plazo no mayor de cinco años. La libre elección de estos símbolos, que luego deberán someterse a la lupa de una comisión heráldica central, está derivando en polémicas singulares.
Fue precisamente en Moscú donde, en 1991, se inició la guillotina de bustos estalinistas. Sin embargo, en la Rusia profunda se ralentizó la pira de estatuas, frenada por la inercia histórica o por la gestión de gobernadores nostálgicos.
Pese a todo, el eclipse total de los dioses ateos parece inevitable. La inauguración en Yekaterimburgo, el pasado 16 de julio, de una enorme capilla en el lugar donde fue asesinado Nicolás II en 1918 se enmarca dentro de esta tendencia.
Fuente: El Mundo - ACPress.net

Esas manos...

Lejos de acercarme al ceremonial y protocolo religioso en el que las manos juegan, en todos los credos, un importante papel, o al denominado protocolo castrense en el que la uniformidad y el rigor limitan cada gesto, hoy voy a comentar el exceso de protagonismo que tienen, en algunos presentadores de televisión, estas partes finales de nuestras extremidades superiores.

Se confunde, frecuentemente, la naturalidad ante la cámara y la espontaneidad con la mala educación. Cuanto más se gesticula, señalando hacia el objetivo de la susodicha y por ende al espectador, más cercanía se cree alcanzar con el consumidor del producto televisivo. Se quiere tener razón a fuerza de gritar; se interpreta el tener una lengua viperina con ser un buen tertuliano, el sentarse bruscamente o dejarse caer de manera displicente en un sofá, con personalidad y, el mover las manos, como si se tuviera un tic nervioso, con erudición. Abundan los programas de entretenimiento en los que "hacer el indio" es la tónica dominante.
María del Pino Fuentes de Armas
Fuente:El día.es Criterios
Para ser presentador de la mayoría de los espacios en parrilla se exige hacer parapente, comer gusanos, bailar, tutear al interlocutor y hacer preguntas sin sentido a un ministro. Está de moda el mofarse de cualquier desliz que cometa un personaje popular o público, sin darse cuenta que, por nuestra condición de humanos, siempre podemos caer en una flaqueza, inadvertencia o error similar. Lejos de pasar de largo sobre la anécdota, se ceban en el protagonista y repiten una y otra vez la secuencia, alargándola, poniéndole efectos especiales, lesionando la imagen pública de una persona y atentando, en muchos casos, con cuestiones que afectan a su vida privada. Nada parece frenar a estos libelistas que no respetan ni a las Instituciones del Estado y mucho menos lo que éstas representan, erosionando el consenso de los credos en un país democrático. Se confunde el ejercicio de la libertad, es decir, el uso de hacer y decir cuanto no se oponga a las leyes y a las buenas costumbres, con ser un libertario.

Federico Fellini dijo: la televisión es el espejo donde se refleja la derrota de todo nuestro sistema cultural, y no andaba descaminado, basta con observar la programación de las televisiones públicas y privadas, similar en casi todas, para advertir esta derrota: telenovelas importadas, series españolas en las que en base al argumento de ser personajes de barrio se utiliza un lenguaje soez; otras de violencia desmedida; varias ambientadas en centros hospitalarios pero que son más de lo mismo; concursos en los que se fomenta el que nos entrometamos en la vida privada de las personas; programas de la llamada "prensa rosa" a cualquier hora del día; tertulianos en cuyos méritos figura el número de amantes, la paliza que le dio el último de ellos y las veces que le fue infiel con el palmero que iba en la gira…, otros que alardean de su condición sexual como si esto fuera un master de la Complutense; drogadictos que se arrepienten; cantantes y actores venidos a menos que airean sus amores, acusaciones, desmentidos y amenazas de querellas. Luego están las series juveniles en las que todo es "divino", las lecciones de sexo, las retransmisiones deportivas, los dibujos animados donde se pretende retratar una vida que no siempre es tan común, y esas noches de concursos interminables en las que el móvil se convierte en una fuente suculenta de ingresos. La televisión sigue soltando a borbotones una serie de improperios desde el mueble del salón. Afortunadamente existen el mando a distancia y la posibilidad de seleccionar dentro de la actual y pobre oferta de la programación el espacio que deseamos ver.
Poco teatro, del bueno; menos espectáculos de danza; nada de óperas o zarzuelas; apenas alguna película de actualidad; ausencia de entrevistas con rigor a gentes que tengan algo que decir; programas de tradiciones y folklore con esquema repetido y no siempre bien tratado; grandes conciertos de cuya existencia se sabe por la publicidad que insertan de los mismos y poco más.
Las cadenas se copian las unas a las otras, e incluso los concursos suelen tener patente o licencia de otros países en los que ya se están emitiendo los mismos programas. Por todo ello tendremos que pasar, es la historia de este medio de comunicación que alguien calificó de "caja tonta".
Volviendo a las manos, odio, abomino y execro de las personas que gesticulan con vehemencia, es el colmo de la falta de clase. También de las presentadoras que tocan todo el tiempo a su invitado en el deseo de solidarizarse con su problema, un gesto que resulta, a todas luces, artificial. A una señora se le conoce por sus manos, esas dos palomas, como dijo el poeta, con alas, casi etéreas, capaces de acunar y acariciar, que nunca deben ser ofensivas, moviéndose como aspas de molino frente a una quijotesca cámara que alza su vuelo para retratar la realidad que pretenden acercarnos los bustos parlantes cargados de maquillaje que, a falta de léxico o criterio, gesticulan continuamente en un vano intento de convencer.

García-Mercadal: «Silenciando los símbolos y emblemas están evaporando España»


«Mediante un proceso sutil y silencioso, a España la están evaporando poco a poco, atacando y silenciando sus símbolos y emblemas». Fernando García- Mercadal, doctor en Derecho y miembro de la Real Academia Maritense, Heráldica y Genealogía, no se anduvo con rodeos durante su intervención en el sexto curso de verano de La Granda, dedicado al protocolo.


El ponente hizo un llamamiento a «depurar el mundo de la vulgaridad a granel», y añoró los tiempos en los que las personas se vestían de acuerdo con su condición y dignidad, y se trataban del mismo modo. Como un nuevo Jorge Manrique, García-Mercadal se preguntó: «¿Dónde quedaron los lutos y los medios lutos? ¿Dónde los guantes? ¿Y el usted?».


En opinión del académico, los nacionalismos y parte de la ideología de izquierdas están enrareciendo la situación social y política de España. «Lo cierto es que existe una maniobra torticera en los últimos años para reabrir las heridas de la guerra civil y conectar la democracia actual con el período trágico y convulso de la Segunda República, amparándose en la ignorancia histórica». Enlazado con esto, García-Mercadal arremetió contra el tratamiento que se da a la monarquía española, tanto por la mezcla de sus informaciones con las «frivolidades de los famosos más casposos», como por escucharse cada vez más voces que reclaman un modelo de estado donde la corona no tendría ningún papel. «La nación española es la clave de bóveda de unos principios y valores compartidos sin los que no podemos afrontar el futuro», aseguró.


España tiene, en su opinión, un «déficit emblemático», que se percibe por ejemplo en la «errática política gubernamental» en la celebración de las fiestas nacionales, o en el «gazpacho normativo» del derecho premial, donde proliferan órdenes meritorias «de dudoso gusto». Los ritos solemnes, además, tienden cada vez más a suplantarse por «actos al más puro estilo Hollywood», y el sentimiento nacional queda relegado a los campos de fútbol, únicos reductos en los que se puede vibrar con el himno y la bandera. Si la palabra «reino» está prácticamente proscrita en el lenguaje oficial, y los «juancarlistas» ganan a los monárquicos por goleada, eso quiere decir que la cultura simbólica de la corona está en horas bajas. «La monarquía no tiene proyección de futuro. Convendría vigorizar las facultades que la Constitución atribuye a la Corona e instrumentalizar sus singularidades simbólicas; si la Corona quiere ser algo más que un pegamento provisional tiene que socializarse y desterrar el comportamiento acomplejado en el que se ha mantenido hasta ahora».


Letra para el himno

Fernando García-Mercadal abogó por volver al respeto de la bandera y del himno, que no se puede imponer, sino que es un valor que debe estar interiorizado, y que tiene un papel de nexo común y referente sentimental para todos los españoles. En lo que al himno de España se refiere, el ponente se mostró favorable a que tenga una letra, como recientemente se reclamó desde ámbitos principalmente deportivos. La letra que en su día escribió José María Pemán es, de todos los intentos que hubo hasta ahora, la más adecuada, en opinión de García-Mercadal, y en eso coincidió Ramón María Moreno, subdirector general del departamento de protocolo de Presidencia de Gobierno. Moreno, que fue el encargado de abrir las conferencias de este sexto curso de La Granda, lamentó que el protocolo, como Santa Bárbara, sólo se mente cuando truena, o cuando algo sale mal. «Es un intenso trabajo en el que hay que tener en cuenta multitud de detalles, una herramienta estratégica para dar visibilidad a los actos y transmitir un mensaje», dijo.


Del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, afirmó que es una persona cordial con la que resulta muy fácil trabajar, gracias a su disciplina. También se refirió en su ponencia al real decreto que regula el protocolo del Estado, y afirmó que tiene muchas lagunas, pero que en su opinión no es el momento adecuado para cambiarlo, ya que funciona. «Los profesionales del protocolo ayudan a rellenar las lagunas, y funciona con gran eficacia», aseguró.

La Asociación de Suboficiales de la Guardia Civil celebró las 'I Jornadas sobre Protocolo'


El delegado del Gobierno en Cantabria, Agustín Ibáñez, inauguró el sábado pasado en Polanco las 'I Jornadas sobre Protocolo' organizadas por la Asociación de Suboficiales de la Guardia Civil, colectivo constituido recientemente en la región y en el que se agrupan efectivos de esta escala.Celebradas a lo largo de todo el fin de semana en la Residencia de José María de Pereda, las jornadas contaron con la participación como ponentes del experto en protocolo Miguel del Río, y del escritor Alfonso Ussía.


Función representativa

Con estas jornadas, en las que participaron algo más de 80 personas (agentes de la Guardia Civil, del Cuerpo Nacional de Policía y de la Policía Local de Cantabria) los organizadores han querido acercar el ámbito del protocolo a aquellos miembros de las Fuerzas de Seguridad que, en ocasiones, han tenido que desarrollar una función representativa en actos institucionales.La Asociación de Suboficiales de la Guardia Civil agrupa a unos 700 suboficiales de la Benemérita en España, 60 de ellos aquí.Entre los fines fundacionales figura representar a los suboficiales ante la Administración y alimentar y promover foros de debate sobre temas profesionales, sociales y culturales relacionados con el ámbito de las Fuerzas de Seguridad.