martes, abril 29

PROTOCOLO CON FÉLIX LOSADA


Es director de marketing y relaciones institucionales en Deloitte. Acaba de publicar Protocolo inteligente (Ed. Grijalbo), un tratado sobre modernas estrategias para vivir en sociedad. Considera imprescindibles las buenas maneras, pero admite que se conoce mejor a la gente cuando nos saltamos el protocolo.


XL. ¿El protocolo es sólo para los diplomáticos?

F.L. Si es inteligente, para todos. A los diplomáticos les sirve para conseguir que el otro se salga `con la tuya´.

XL. ¿Cuándo es absurdo el protocolo?

F.L. Cuando no te lleva a conseguir el objetivo que persigues.

XL. Deme un ejemplo.

F.L. Si una camarera me tutea y, para mantener las distancias, le contesto de `usted´, quizá no me sirva bien el aperitivo que deseo.

XL. Pongamos que yo no quiero que me tutee.

F.L. Se adapta o cambia de bar. El objetivo siempre es intentar tener una buena relación con los demás.

XL. ¿Pero no marca mucha distancia el protocolo?

F.L. Si es inteligente, no; al contrario, nos acerca a los demás. Lo que no hay que confundir es cercanía con vulgaridad.

XL. Dice que hay quienes, «cuando piden, parecen dar».

F.L. Sí, es muy común que nos pidan favores exigiéndolos: «¿Cómo es que no me has invitado?», en vez de decir: «Oye, me encantaría ir».

XL. Dice también que «hay preguntas que no tienen derecho a respuesta».

F.L. Claro, hay una gran falta de respeto por la intimidad ajena. Al padre de un amigo se le acercó alguien en el aeropuerto y le dijo: «¿Tú lees ‘ese’ periódico?». Él contestó: «¿Pero qué estupidez de pregunta es ésa?».

XL. ¿Los libritos de urbanidad de los jesuitas siguen estando vigentes..?

F.L. Sí, porque en el fondo la clave está en respetar al otro.

XL. ¿Qué opina de nuestros políticos?

F.L. Han demostrado una enorme falta de respeto hacia ellos y hacia los ciudadanos. Creen que la vulgaridad de lo cercano les hace conseguir votos. Acaso tengan razón: parece que los consiguen.

XL. ¿Somos lo que parecemos?

F.L. Absolutamente. Lo que parece, ‘es’ y tenemos que intentar que ‘parezca’ aquello que intentamos que ‘sea’.

XL. ¿Qué vemos al compararnos con otros europeos?

F.L. Que nos dan 27 vueltas.

XL. ¿Somos más a la italiana que a la francesa o a la inglesa?

F.L. ¡Ojalá! Ojalá nos pareciéramos siquiera a la italiana.

XL. ¿Lo freak gana y hasta lo presentamos a Eurovisión?

F.L. Gana siempre, en casi todos los ámbitos, y es peligrosísimo en el mundo de la empresa.

XL. ¿Ha cambiado el protocolo empresarial con la incorporación de la mujer al trabajo?

F.L. Nunca ha existido un solo protocolo para todos. En la vida laboral, hombre y mujer deben ser indiscernibles. La competencia y el mercado no permiten distinciones de sexo, sino de capacidades, de luchas, valores y logros.

XL. Ante una puerta, ¿quién debe ceder el paso: el jefe o su secretaria?

F.L. Dependerá de cada jefe y de cada secretaria. Debemos aprender a discernir con quién estamos relacionándonos para ceder el paso sólo a quien le guste y no enfadar a quien sentiría no estar recibiendo un trato profesional.

XL. Tener un móvil es ya casi una obligación. ¿Se nos exige estar siempre localizables?

F.L. El móvil es una herramienta de trabajo que ha excedido el terreno laboral. Y procuro no utilizarlo: los demás no tienen por qué estar siempre en disposición de atenderme. Sobre todo, hay que ser muy cuidadosos para no usarlo de manera profesional fuera del horario laboral.

XL. ¿El correo electrónico ha cambiado la forma de relacionarnos?

F.L. En muchos aspectos, sí. Y ha mejorado mucho la comunicación empresarial. El problema surge cuando quien manda un e-mail cree que puede invadir nuestro correo con cualquier cosa. Recomiendo aprender de las normas del ordenador, mucho más correcto que nuestro cerebro, pese a ser más simple. Las nuevas tecnologías nos han hecho más vulnerables y debemos resistirnos a tolerar lo que no nos guste.
Virginia Drake