jueves, diciembre 4

¿Almuerzo o Negocios?

Las normas de cortesía, las formas de vestir, los gestos protocolarios y las actitudes hacia otras personas, establecen permanentemente los comportamientos de los individuos en los grupos. ç

Al respecto, en un párrafo de su tesis doctoral la socióloga francesa Michelle Jacquet-Montreuil, afirma que la adquisición de estos ritos es cultural y varía según los grupos sociales, manteniendo cada uno sus códigos. Pero en todas las sociedades, cada grupo que evidencie sus propios códigos frente a otros, no debe olvidar la deferencia y el respeto hacia el “próximo”, es decir el prójimo.

Los rituales sociales aparecen, entonces, como un medio simbólico de canalizar las emociones, de regular los comportamientos, de evitar aquello que puede perturbar los pequeños o grandes momentos de la existencia. No son la herencia de un pasado, y por lo tanto fuera de moda, son el medio esencial de regular los numerosos actos de la vida social: fiestas, aniversarios, deportes…

En el mundo empresarial se ha impuesto el “almuerzo de negocios” quizás por el frenesí de los tiempos que corren o quizás por aquello de “te invito a almorzar y conversamos”.

Jean Anthelme Brillant-Savarin, gastrónomo francés, autor del libro “Fisiología del gusto”, dijo: "El placer de la mesa pertenece a todas las edades, a todas las condiciones, a todos los países y a todos los días".

Así, teniendo en cuenta lo dicho por Savarin “el placer de la mesa”, se plantea aquí la pregunta que da el título a este artículo: ¿almuerzo o negocios?.

Como hemos afirmado, cada vez que nos sentamos a la mesa ya sea para desayunar, almorzar o cenar experimentamos un ritual y depende de nosotros que el mismo sea placentero o no.

La mesa no es solamente un mueble que utilizamos según nuestras necesidades. La mesa es un nexo entre las personas, allí trabajamos en equipo, estudiamos, compartimos un café mientras conversamos y también negociamos. En este punto es prudente aclarar que negociar no es lo mismo que hacer negocios. Un negociador experimentado sabe que nunca negociará mientras almuerza. ¿Por qué? Porque en la acción de negociar, se entretejen múltiples variables que ningún negociador puede permitirse ignorar: emociones, información entre líneas que brinda la otra parte, datos financieros o económicos, por ejemplo.

La negociación en sí misma necesita un tiempo, un espacio, un lugar y una preparación especial.

Sin embargo, la realidad muestra que en el ámbito de los negocios es habitual invitar o asistir a la reunión que en ceremonial empresarial se conoce como “almuerzo de negocios”.

Aquí es preciso realizar una digresión. Cuando se hace referencia al ceremonial aplicado a la empresa, lo correcto es decir “ceremonial empresarial” y no “ceremonial empresario” pues, empresario es la persona que conduce o dirige una empresa o quien hace negocios.

Organizando un almuerzo de negocios

Desde el punto de vista protocolar, existen ciertas reglas que se deben tener en cuenta al momento de organizar el encuentro.

Elegir con prudencia, sobriedad y buen gusto un restaurante que ofrezca un menú de estilo internacional y precio moderado.

Se deben evitar los lugares de moda con un menú también de moda donde, generalmente, los precios son elevados y salvo honrosas excepciones el servicio suele ser mediocre. No se debe olvidar que no a todas las personas les gusta el sushi.

Una vez elegido el lugar es conveniente, si es posible, concurrir personalmente o enviar a un asistente de confianza con el fin de mantener una breve conversación con el maître y poder elegir la mesa más adecuada dentro del salón, apartada tanto de la cocina como de los toilettes.

Se revisará el menú y la carta de vinos, si es que el anfitrión acostumbra beberlo en sus almuerzos. Quizás lo más adecuado sea no incluir bebidas alcohólicas, ya que luego se debe continuar trabajando.

Si todo está en orden, el sentido común indica que es el momento de realizar la reserva, precisando fecha, horario y cantidad de personas que concurrirán.

Si por alguna razón, es necesario modificar alguno de los datos de la reserva, por ejemplo la cantidad de comensales, se comunicará al restaurante este cambio. Resulta muy desprolijo que al llegar a la mesa, excedan sitios de comensal o lo que es peor que falten.

Con respecto a la elección de los platos existen reglas gastronómicas y religiosas que no se deben ignorar. En una comida no deben repetirse dos platos con el mismo tipo de cocción o bien ofrecer cerdo o bebidas alcohólicas a aquellas personas cuya religión se lo prohíbe.

Por ninguna razón se repetirán los mismos ingredientes aunque estén preparados de distinta manera.

Si un menú comienza con fruta, no debe incluirse en el plato principal ni en el postre otras variedades.

¿Qué indica la etiqueta?

Al hacer referencia a la etiqueta se hará alusión a las reglas o normas que rigen en cuanto al comportamiento tanto del anfitrión como del invitado.

El día del almuerzo, el anfitrión llegará al restaurante con quince minutos de anticipación para prever cualquier contingencia y esperará a su invitado en la recepción del local.

El invitado deberá ser extremadamente puntual, no debe llegar corriendo sino por el contrario tranquilo y transmitiendo a través de su lenguaje corporal serenidad, seguridad y confiabilidad.

El anfitrión no comenzará inmediatamente a hablar de negocios, y si su invitado intenta hacerlo tratará elegantemente de dilatar todo lo posible el tratamiento de los mismos hasta la hora de los postres y el café.

El objetivo perseguido con esta estrategia, consiste en permitir que el agasajo a los sentidos que produce una buena comida y/o una buena bebida, favorezca la creación de un clima de cordialidad y empatía que permita como dice el antropólogo y negociador William Ury: “tender un puente de plata hacia la otra persona”.

Los aficionados al cine recordarán el film “La fiesta de Babette”, en el que precisamente se pone de relieve cómo los placeres culinarios humanizan y acercan a aquellas personas rígidas y formadas en un espíritu puritano y austero.

Como conclusión, un almuerzo de negocios bien concebido, planificado y ejecutado, puede transformarse en una herramienta útil y aceptada culturalmente para obtener un doble propósito: lograr las metas de negocios y a la vez afianzar una relación perdurable, que contemple a la persona no como un medio para la obtención de rédito económico, sino como un fin en sí mismo.

Edith Pardo San Martín*

*ESPECIALISTA UNIVERSITARIA EN PROTOCOLO Y CEREMONIAL DEL ESTADO E INTERNACIONAL, Universidad de Oviedo del Principado de Asturias en convenio con la Escuela Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores de España. Directora de CHARME-Consultoría en Imagen, Comunicación, Protocolo. Asesora de marcas de lujo. Docente universitaria en carreras de grado y postgrado. Ha escrito numerosos artículos de su especialidad y ha participado programas de radio y televisión. charme@charmeimagen.com.ar

lunes, diciembre 1

Mujer, profesional y comunicadora

Una de las diferencias existentes entre entre un “profesional hombre” y una “profesional” mujer es su confianza en la propia imagen.

Muchas mujeres confiesan que a menudo se sienten inseguras, especialmente si su interlocutor/público es masculino: No estoy segura de la percepción que tendrán de mí. Por mucho que me esfuerce, siempre tengo miedo de que no me vean lo suficiente profesional, de que me tomen por una niña, por una pánfila o por una tía buena y basta.

Los hombres pueden estar inseguros de muchas cosas, pero no dudan de su imagen. Desempeñan el rol para el que han sido educados y, claro, esto no les crea ninguna contradicción.

En las presentaciones, donde la inseguridad y los miedos son generalizados, ellos se preocupan por si el mensaje llegará claramente y, como mucho, por si el público se aburre. Se centran en transmitir el mensaje.

Ellas -las comerciales, las directivas, las científicas- también se preocupan por esto. Y por muchas más cosas: ¿Qué pensarán de mí? ¿Me harán caso? ¿Me escucharán? ¿Cómo demostraré mis conocimientos? ¿Querrán vacilarme?

A pesar de que, según todos los estudios, las mujeres tenemos más capacidad para las relaciones y para la expresión verbal, a menudo somos las que más sufrimos cuando hablamos en público.

Unos días atrás, durante un curso a veterinarios inspectores de sanidad, una profesional preparada, intuitiva, inteligente, manifestó su pánico a la hora de levantarse y dirigirse a sus compañeros de curso, un público amigable y comprensivo. Empezamos a hablar del tema de los nervios y del miedo. Les pedí a todos que pensaran qué experiencias habían marcado desde la infancia su capacidad de expresión en público. La veterinaria de la que os hablo, como si hubiese esperado toda la vida para darse cuenta de ello o denunciarlo, espetó de repente: Yo era la pequeña de cinco hermanos varones y siempre que hablaba me decían: “Calla, mono, ¿tú que vas a decir?”.

La veterinaria es víctima de la paradoja que han vivido y viven la mayoría de las mujeres profesionales. Han podido disfrutar de una formación universitaria que les ha conducido a un terreno de igualdad aparente, pero la educación en casa ha seguido las inercias de una estructura y unos valores muy tradicionales. Una vez en la jungla empresarial, pueden competir en conocimientos y habilidades, pero arrastran el lastre inconsciente de un rol secundario y más bien decorativo o servicial, sometido a la preeminencia masculina de padres y hermanos.

Cuando una profesional de hoy explora y reconoce los orígenes de sus temores, es cuando puede desplegar de verdad todas las habilidades retenidas por el miedo a ser demasiado visible, a tener opinión y criterio propios o a tener más éxito que sus compañeros.

Fuente:Blog de Teresa Baró

Por Dios, un Jefe de Protocolo

No sé qué manía tienen las hermandades por hacer siempre todos los actos en las mismas fechas. Como si el año no tuviera meses, y los meses semanas, y las semanas días, y los días horas. Incluso las horas minutos. Y eso que ya la mayoría de los medios de comunicación hemos creado, cada uno en nuestras secciones y en la medida de nuestras posibilidades, una agenda donde vienen recogidas las actividades programadas para las próximas horas, días, semanas, meses e incluso años. Y no exagero, porque de la Coronación Canónica del Valle llevamos informando desde hace más de un año, y al final, ese mismo día, había algunas actividades cofrades en la ciudad, y no se pudo cambiar con celeridad algunos actos previstos en el mismo día que la Señora volvió a San Telmo ya coronada.

Yo comprendo que es complicado a veces buscar huecos para realizar todas las actividades que las corporaciones tienen dispuestas en su calendario, aunque quizá a veces los miembros de Juntas de Gobierno deberían pensar más en la calidad que en la cantidad de los actos que se van a poner en marcha. Entiendo que no van a tener ustedes una agenda con todos los actos cofrades que le van llegando (como tengo yo) porque no tienen que contarlos ni escribirlos en ningún lado, y porque, para qué vamos a engañarnos, para eso cobro yo una pasta, para que ustedes tengan a mano la más completa y bien detallada información. Les confieso que antes la tenía en papel, en una estupenda agenda de cuero que me compro cada noviembre y que me recuerda que soy un año más viejo, aunque ahora, el Outlook, el hotmail, el gmail y el sitio web que ustedes quieran traen unas agendas organizadoras digitales que hacen que te salten las citas en la pantalla del ordenador que hasta pegas un respingo del susto en el despacho.

También comprendo que tener una persona en las Juntas de Gobierno que se encargue exclusivamente de todo esto es quizá una exageración, porque demasiado hacen ya los secretarios en procurar mandar con antelación las actividades de cada hermandad. Aunque eso de con antelación, y eso de mandar información, también tendría un artículo, créanme.

Pero sigo sin comprender este fin de semana, por ejemplo. El jueves hubo en la Estrella una campaña de donación de sangre en horario vespertino, a las ocho de la tarde se bendijo un azulejo de la hermandad de la Defensión en la Compañía de María, comenzó a su vez el Triduo a Cristo Rey en la Porvera, se inauguró en el Callejón de los Bolos la muestra Paleta de Colores organizada por la hermandad de los Judíos, en San Miguel tuvieron jornada de formación, en el Consuelo Misa de Difuntos y muchos actos más.

Pero esperen, que sigo. Al día siguiente, viernes, el compañero Álvarez daba una conferencia sobre la falacia de la información cofrade, continuaba el Triduo a Cristo Rey, misa en San Miguel por Monseñor Cirarda y las hermandades de la Madrugá se reunieron en San Juan de Letrán en sus ya comunes convivencias. ¿Todo a la misma hora!

Pero quietos, que esto no acaba aquí... Ayer, el Crucifijo, de capea en la Guareña, las Angustias de excursión, los niños, de convivencia en el Colegio de San José con la Borriquita, los de la Candelaría tomando paellita en la Plata, los niños de las Viñas, pintando la Navidad... Todo eso, por la mañana, y por la noche, Festival Flamenco del Soberano Poder.

Y no voy a enumerarles los actos que hay hoy, porque para eso ya tienen una agenda cofrade insertada en esta publicación. Así que, como diría el personaje, señores cofrades, un poquito de por favor. Un mínimo de organización, hombre. Todo a la vez, no, que no damos abasto. Si al final lleva razón Cañadas; aquí lo que hace falta es un jefe de protocolo general.

Fuente: La Voz Digital
Autor: José Vegazo Mures