martes, agosto 1

LA CORTE SIN CORBATA DE LOS REYES

Subiendo por la carretera de acceso al palacio de Marivent, a unos 100 metros a la izquierda, se levanta un pequeño palacete desconocido para el gran público, llamado La Masía. Allí tiene su sede en la sombra un reducido equipo de altos cargos y funcionarios de Zarzuela -no más de una docena-, que acompañan a los Reyes y su familia a Mallorca, permitiendo que la maquinaria de la Corona no se detenga.

Su definición mas gráfica sería la de corte sin corbata, por aquello de que el protocolo se relaja bastante. Así, mientras que en la Zarzuela se cumple la norma de ir al trabajo con traje y corbata, en Marivent se les permite acudir al despacho en mangas de camisa y pantalón.


A esta licencia en la indumentaria se une el que entre los altos cargos que integran esta corte no esté presente, al menos permanentemente, el jefe de Protocolo de Zarzuela, Alfonso Sanz Portolés. Salvo en ocasiones puntuales, acude a finales de agosto a preparar la recepción que los Reyes ofrecen en el palacio de la Almudaina a las autoridades mallorquinas. Supone el fin del veraneo real, aunque Don Juan Carlos y su familia suelen permanecer en Marivent hasta principios de septiembre.

De los siete responsables de otros tantos departamentos que integran el organigrama de la Casa Real, se desplazan a Marivent, además del jefe de la casa, Alberto Aza -que se turna con el secretario, Ricardo Díaz Hotchleiner-, el responsable de prensa, Juan González Cebrián; el jefe de seguridad, Manuel Barros; y el director del departamento de planificación y coordinación, coronel Domingo Martínez Palomo.

El resto acude cuando es necesario. El único de estos cargos que permanece todo el verano sin hacer turnos en Marivent es Domingo Martínez Palomo, quien se lleva a dos miembros de su equipo, y un ayudante. Es un departamento clave, pues recibe las peticiones de actividades para la Familia Real además de coordinar viajes y encargarse de las compras y del correo.

La correspondencia es muy importante. Por eso, dos funcionarios pasan el verano yendo y viniendo en avión a Madrid para recoger las cartas que transportan en una valija. Así todo el verano.
Aparte del personal citado, a Marivent se trasladan también cuatro administrativos que realizan funciones de secretaría, además de un escribiente o ayudante de prensa. El Príncipe tiene también a su disposición a todos estos funcionarios y altos cargos.

Este escenario, marcado por lo reducido del equipo y cierto relajo protocolario, da una imagen bastante aproximada de lo que en Zarzuela denominan «modelo propio de vacaciones del Jefe del Estado». Esto significa que, mientras otros monarcas echan la llave de sus palacios y desconectan totalmente, en España la actividad de la Corona no se para.

Por ejemplo, entre regata y regata, Don Juan Carlos viajó el lunes pasado a Marruecos para almorzar con el Rey Mohamed VI.Asimismo, ha recibido al ministro de exteriores, Miguel Angel Moratinos. Mañana mantendrá la primera de sus dos audiencias veraniegas con el presidente Zapatero, que acudirá con su mujer, Sonsoles. Por la noche los dos matrimonios cenarán juntos.

La moda de llevar a la esposa a Marivent la implantó Aznar con Ana Botella, quien mientras se celebraba la audiencia, se escapaba a la peluquería Llongueras de Palma para estar bien peinada en la cena con los monarcas. También se prevé que esta semana el Rey reciba al presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall.Por su parte, el Príncipe tenía en agenda cruzar dos veces el charco: el jueves, 26 de julio, viajó a Perú para asistir a la toma de posesión de Alan García, y el próximo domingo, 6 de agosto, volará a Colombia, donde renueva cargo Alvaro Uribe.

Además de estos actos, el Rey y el Príncipe mantienen en Mallorca encuentros privados con políticos y fuerzas vivas, sobre todo de Baleares. Sin contar que, como la agenda de la Familia Real se prepara con antelación, en agosto hay que perfilar los compromisos del otoño, con lo cual a esta corte de Marivent no le queda tiempo para disfrutar del verano mallorquín.

Además de acumular más funciones, este equipo, dados los problemas de espacio que existen en el palacio de Marivent, se mueve en una peculiar mezcolanza. La razón es que en La Masía, la cúpula de la Zarzuela y su equipo de administrativos comparte espacio con una zona de servicio donde se encuentra la lavandería del palacio, el cuarto de la plancha y el tendedero.

La corte de Marivent se adelanta siempre a la llegada de los Reyes, y salvo los responsables de la casa, viaja en un vuelo anterior. En este avión viajan también la treintena de escoltas que protege el veraneo regio, así como la regidora de la Zarzuela, Rosario Mateo, y un reducido equipo de servicio doméstico de los Reyes, como el cocinero-jefe, Antonio Paredes, el ayuda de cámara del Monarca, Jesús Gracia -Don Juan Carlos y el Príncipe tienen cada uno dos mayordomos, que se turnan- y las dos doncellas personales de la Reina.

Los altos cargos, que van con gastos pagados, se alojan en hoteles de cinco estrellas. El resto van a hoteles de cuatro, con derecho a desayuno o media pensión y perciben dietas. Cada mañana les recogen los automóviles oficiales de la Zarzuela, marca Peugeot, para llevarles a Marivent. Los directores de departamento tienen allí su coche oficial con chófer, y los administrativos son trasladados en grupo también por coches oficiales que, al acabar la jornada, les devuelven a su hotel.


El Rey, cuando no tiene regata, pasa la mañana trabajando en su despacho de la primera planta de Marivent, en cuyas paredes cuelgan cuadros de Miró y Ramón Canet, que delatan su afición por la pintura contemporánea. Allí despacha con el jefe de su casa, aunque alguna vez, es el propio Monarca quien se acerca paseando a La Masía. El despacho de Alberto Aza está en la planta primera del chalé, la zona noble donde también se ubica el de Martínez Palomo. Hay además un salón comedor y una cocina, atendida por un camarero que sirve a media mañana un aperitivo. En la segunda planta está el ala de prensa, y hay un dormitorio que suele ocupar el ayudante de campo suplente -el Rey lleva a Palma tres de sus ocho ayudantes-, pues el que está de turno duerme en el palacio. En el sótano se ubican los despachos de secretaría, y la zona de servicio.

Los únicos miembros del personal que pernoctan en Marivent son los escoltas que se desplazan con la Familia Real. Están instalados en barracones junto al helipuerto y duermen en habitaciones con literas. Su misión es pegarse a ellos como sellos, lo que en vacaciones, da lugar a situaciones cómicas: por ejemplo, ver a la Infanta Cristina en bicicleta por los alrededores de Marivent seguida por los coches de escolta.

Salvo imprevistos o actos ya programados, la tarde suele ser un poco más relajada en la vorágine de La Masía. Incluso hay días que los jefes aprovechan para irse un poco antes, aunque permanecen siempre con el teléfono móvil conectado. Los más jóvenes cuentan impacientes los minutos que quedan para ir a la playa o salir a tomar copas por Palma. Hace un par de veranos, alguno tuvo la idea de cambiarse y ponerse un pantalón corto, saliendo de esta guisa de Marivent. Enseguida se le dio un toque de atención, y este tipo de prendas quedó totalmente prohibida en el recinto.Como apostilla uno de estos funcionarios: «Al fin y al cabo estamos donde estamos. Una cosa es que no llevemos corbata, y otra que parezcamos los vigilantes de la playa».
Fuente: El Mundo
CONSUELO FONT / TERESA CRUZ / PABLO PARDO / FERRÁN VILADEVALL / M. M.

El Archivo de curiosidades de Juan Ramón Marchena pasa a ser propiedad municipal


El Alcalde de Cáceres, José María Saponi, ha manifestado que en este archivo se recoge gran parte de la historia de Cáceres, y han creído conveniente que pase a ser conocido por todos los ciudadanos.
Para ello el archivo bibliográfico será guardado en el Palacio de la Isla, donde podrá ser consultado, y en la Sala Municipal de Exposición Permanente, se habilitará una sala que llevará el nombre de Juan Ramón Marchena donde se expondrán reproducciones de sus fotografías.
Juan Ramón Marchena ejerció de jefe de protocolo del Ayuntamiento de Cáceres de 13 Alcaldes, dedicando parte de su vida al coleccionismo, y su archivo recoge la historia y la intrahistoria de Cáceres en sus últimos cien años.
Concretamente el archivo consta de mas de 4.300 imágenes, 600 libros y monográficos de Cáceres y 540 documentos extremeños.

El protocolo, a hacer puñetas

Felicito a José Manuel Medina por hacer oídos sordos a las palabras que le dedicaron cuatro personas en los actos de El Oriol. Pienso, y lo sé de buena tinta, que el Oriol no sabe de política ni de partidos, lo único que sabe, con el paso de los siglos, es llevar en su espada, en su corona y en su trozo de leño, el orgullo, la lealtad y el alma de todo un pueblo que asiste orgulloso a su llamada y que ya espera el 17 de julio del 2007. Pido a estas cuatro personas que por favor no asistan el próximo año. Y si lo hacen, que respeten la presencia de los miles de oriolanos que allí nos congregamos año tras año hasta que Dios quiera. Gracias, señores.

Sobre el lema de mi artículo, me explico. Majestuosa exposición pública del Oriol, maravillosa la arriada de la Enseña para marchar a la Catedral y recoger a las santas Justa y Rufina y al Cabildo catedralicio. Hasta ahí todo bien. Pero de ahí en adelante empezó a fallar. No entro al trapo de quién tiene que decir el sermón de la Misa del Pájaro. Si José Luis Satorre lo aprobó, bien. José Luis Úbeda lo hizo perfecto haciéndonos sentir a todos los presentes el alma de ser cristianos y oriolanos.

Llega la lectura del Evangelio. ¿Qué raro, pienso, no se tira la traca? Y en mitad de la homilía sonó la primera traca. ¿Olé!, primer fallo del protocolo. Llega el momento cubre de la misa al alzar a Dios e inclinarse el Oriol, que este año lo hizo a la izquierda del altar y no para el centro. En estos momentos, sonaba, antes, el himno nacional y se tiraba la segunda traca. ¿Y la traca se tiró!, pero cinco minutos después. ¿Olé!, segundo fallo de protocolo.

Llegó el tercer fallo
y más garrafal. Terminada la misa, El Oriol va a despedir al Cabildo y ocurrió lo insospechable. El Cabildo entró en la catedral, la banda de música hizo mutis por la plaza de Las Cadenas, y el Consistorio siguió adelante hasta la esquina de Caja Rural Central.

Los que vamos detrás del Pájaro asistimos estupefactos a esta estampa nueva de la despedida del Cabildo. Entre rumores del público, algunos nos dimos cuenta y esperamos a ver qué pasaba: En la esquina de la Caja, El Oriol y el Consistorio hicieron el caracol como hacen los armaos en Semana Santa... y por fin dieron con la puerta de La Anunciación. ¿Olé!, tercer fallo de protocolo.

Si don Atanasio Die, que en paz descanse, y su hijo se hubiera hecho cargo, como lo venía haciendo, pongo la mano en el fuego, y el beso en la Enseña, de que esto no hubiera ocurrido.
Fuente: La Verdad.es

Apra: Seguridad presidencial debe tener un “poquito más de oficio”

El congresista del Apra, Aurelio Pastor, afirmó que los encargados de la seguridad presidencial - burlados por un sujeto que logró acercarse a Alan García haciéndole perder el equilibrio - deben tener un “poquito más” de oficio cuando el protocolo se rompa durante un evento que congregue multitudes.


“Lo que hay que hacer es que la guardia, los encargados de la seguridad del presidente, tengan un poquito más de oficio con respecto a estas rupturas de protocolo, que me imagino ocurrirán de vez en cuando”, manifestó.

En diálogo con CPN RADIO, el legislador trató de minimizar el incidente protagonizado por el individuo que se abalanzó sobre el electo mandatario, al término de la Gran Parada y Desfile Cívico Militar por fiestas patrias. Sostuvo que sólo fue un hecho “anecdótico” que no puede empañar una jornada llena de nacionalismo y amor por el país.

Pastor Valdivieso señaló que la seguridad del jefe de Estado debe “adaptarse un poquito más” al carácter de García Pérez, quien tiende a acercarse a la gente cuando se dan actos que congregan multitudes.

“Vamos a tener que hacer que la seguridad del presidente tenga que adaptarse un poquito más, seguramente, al carácter que él tiene. El Presidente es una persona que a lo largo de su vida ha demostrado que tiene mucho apego (a la gente) cuando hay ese tipo de actos y a mí me parece que es bueno”, anotó.

Según el parlamentario aprista, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, se ha llevado una buena imagen de nuestro país.

En otro momento, Pastor ratificó la promesa del dignatario Alan García, de tener un gobierno “muy austero”, tras agregar que cualquier “pecadillo populista” que pudiera afectar de alguna manera el buen orden de la caja fiscal, “seguramente” será analizado en su momento por el gabinete ministerial.
Fuente:CPN Radio

Ver, oír y callar

Siempre están ahí, pero nunca se habla de ellos a pesar de que comparten mucho tiempo con las más importantes personalidades locales, estatales e internacionales. Son los conductores de vehículos oficiales, en ocasiones confidentes de sus propios pasajeros.

El coche es su segunda casa. En él pasan buena parte de su tiempo. La mayoría del día esperan pacientes la llegada de autoridades o personalidades públicas para trasladarlas a sus lugares de trabajo, devolverlas a sus domicilios, llevarlas a tiempo a una inauguración, a una toma de posesión o a un consejo de gobierno. Las horas trascurren en la soledad del asiento delantero del vehículo escuchando la radio o leyendo la prensa mientras sus pasajeros, en los despachos, deciden el futuro de los canarios. Se trata de funcionarios con coches de lujo en vez de oficinas, y con una jornada laboral mucho más fluctuante. Ataviados con sus uniformes azules sufren los atascos y padecen el calor, pendientes siempre del teléfono y de los retrasos de los jefes. Son los conductores de los organismos oficiales.

Los conductores de los altos cargos públicos son personajes anónimos que comparten muchas horas de carretera con importantes personalidades. Escuchan sus conversaciones, conocen sus manías y, cómo no, guardan sus secretos. El coche es un habitáculo muy pequeño donde suceden muchas cosas y se dicen otras tantas, y precisamente por ello la discreción es una de las claves del trabajo.

Indalecio Eugenio Domínguez Fernández-Lynch
, conductor oficial de la Consejería de Medio Ambiente del Gobierno canario desde 1986, define su trabajo como "ver, oír y callar". Añade que "nuestra labor al volante nos exige ser apolíticos, porque en política todo cambia, y hoy trabajas con unas personas y mañana con otras".

Mientras, Juan Felipe Ruiz Martín, conductor de la Presidencia del Gobierno de Canarias desde 1980, asegura que "hay cosas que hubieras preferido mil veces no haber oído, pero ahí está la profesionalidad de cada uno, saber qué puedes o no debes comentar". Ha prestado servicio a todos los presidentes canarios, además de haber acompañado a varios ministros y al propio Alfonso Guerra cuando era vicepresidente del Gobierno. "Lo recogí en el aeropuerto del Sur y estuvo por aquí día y medio. Es una persona muy habladora, siempre comentando cosas", recuerda.

Juan confiesa que la confidencialidad es una característica indispensable de su trabajo y que "hay veces que escuchas algo y piensas: ¡Mi madre, Si esto se supiera!...".

Toribio Méndez Armas
, conductor oficial desde 1980, es en la actualidad el chófer del delegado del Gobierno en Canarias, José Segura Clavell. Posee una vasta experiencia como conductor y ha trasladado a personajes tan importantes como el Rey Juan Carlos; el presidente cubano, Fidel Castro; o el venezolano, Hugo Chávez.

Toribio ha tenido bastante contacto con la Casa Real española a lo largo de su trayectoria profesional, ya que no sólo ha traslado al monarca, sino también a la Reina y al Príncipe de Asturias. Comenta de ellos que son personas muy sencillas y amables, aunque es el Rey quien le despierta una mayor admiración. De él conserva un grato recuerdo. Lo describe como un hombre espontáneo y muy hablador que "siempre te saluda al subirse en el coche, y te estrecha la mano y te da las gracias al irse".

Recuerda que cuando ha llevado al Rey y la Reina juntos, el trato entre ellos ha sido muy normal, hablando uno con el otro. "Siempre llevas al ayudante delante contigo, pero normalmente te preguntan algo. Por ejemplo, cuando vinieron a San Andrés, por la riada. También por cuántos kilómetros quedan o cuánto falta", añade.

Toribio recuerda de forma especial una anécdota vivida con el presidente cubano a su llegada al hotel Bahía del Duque, en Adeje. Por un error de la Policía Local, el coche fue desviado hacia la playa de dicho hotel, aún en obras, y Fidel Castro tuvo que acceder a las instalaciones por la puerta trasera tras atravesar un terraplén de tierra y esquivar bloques de hormigón. Mientras, en la puerta principal, esperaban los periodistas, que contemplaban perplejos el espectáculo.

Los tres conductores que aparecen en este reportaje confiesan que no han llegado a odiar a ninguno de los políticos con los que han trabajado. Reconocen, además, que el trato con las autoridades canarias siempre ha sido de igual a igual, y que son muchas las experiencias vividas con ellas y las anécdotas compartidas. Coinciden en que sus pasajeros siempre les han dejado un recuerdo agradable, y hablan de ellos con cariño a pesar del paso del tiempo.


Juan, por ejemplo, guarda un grato recuerdo de los seis años que pasó con el primer presidente de Canarias, Jerónimo Saavedra, quien al final de su mandato le regaló un libro con una dedicatoria que reza "a mi amigo Juan por las veces que me ha llevado volando por la isla de Tenerife". Un caso similar es el de Toribio, que también conserva con gran cariño la caja de puros "Cohiba" que le regaló Fidel Castro, y los dólares que le dio en forma de agradecimiento.

Los tres aseguran que se sienten realizados con su profesión y que la conducción es su gran pasión. Son conscientes de que son responsables de la seguridad de sus pasajeros y de que tienen que estar preparados para responder ante cualquier situación de emergencia, como atentados o accidentes. "En Canarias hemos vivido quizás un poco más de espalda a lo que es la seguridad, porque pensamos que estamos muy lejos y nunca pasa nada. Hasta que pase", recalca Juan.


Los conductores oficiales cuentan con un formación especializada que han adquirido en la Península o en otros países, como Alemania, donde les enseñan, además de protocolo, métodos de conducción evasiva, entre ellos esquivar obstáculos a altas velocidades, hacer giros rápidos de cambios de sentido o conducir bajo las inclemencias meteorológicas. También se instruyen en el manejo de coches blindados, que pueden llegar a pesar hasta 3.500 kilos, e incluso para ser capaces de detectar bombas-lapa. Indalecio recuerda "que cuando el cargo no tiene escolta, el conductor se convierte en el primer vigilante del coche".

Toribio reconoce que los conductores no llevan ningún tipo de arma, ya que "el escolta es el escolta y el conductor, el conductor", aunque afirma que "ambos tenemos que estar muy bien organizados, porque entre el coche donde viaja la personalidad y el del escolta no debe haber otros vehículos. Yo llevo a la autoridad, y el escolta tiene que ir, o bien pegado delante, o bien pegado detrás, y nos comunicamos siempre por teléfono o por la emisora."


Juan entiende que "si no te gusta esto, tienes que irte. Aquí tienes la ventaja o desventaja de que sabes cuando empiezas, pero no cuándo acabas". Reconoce que conocer a gente más o menos importante es grato, aunque ello no vaya a propiciarle ningún logro económico.

Sobre el actual presidente, Adán Martín, dice que "es muy rutinario. A los 8:45 viene aquí, y siempre está aquí porque es un hombre con una capacidad de trabajo impresionante. Continuamente decimos que firmaríamos para irnos a las 11 de la noche".


Asegura que el trato con Martín, "igual que con los demás, muy bien. Es como en la mili: el general trata mejor a los soldados que los cabos y los sargentos".


Tanto Indalecio como Juan reconocen que están siempre pendientes del teléfono, aunque "gracias a él nos ahorramos mucho tiempo y kilómetros", señala el primero, mientras que el conductor de Presidencia opina que "con los móviles estás más localizado, pero tienes más tiempo libre porque te avisan de un retraso y puedes ir a tu casa. Así no tienes que estar esperando por un vuelo".

Pese a su formación, los conductores oficiales se juegan la vida cada día en las carreteras. Por ejemplo, Juan sufrió hace unos años un accidente que casi le cuesta la vida. Volvía del Sur, de dejar al presidente Adán Martín, y se encontró, circulando por su carril, a un vehículo en dirección contraria. Salió ileso del percance tras esquivarlo, a pesar de que su coche hizo tres trompos y frenó contra la mediana.


Los conductores reconocen que en ocasiones, por las características de su trabajo, tienen que sobrepasar la velocidad permitida para llegar a tiempo, por ejemplo a coger un barco o un avión, y ello a pesar de que hay autoridades a las que no les gusta demasiado correr. Juan recuerda que "don Román Rodríguez no era muy amante de la velocidad, pero con otros mandatarios he alcanzado velocidades superiores a los 200 kilómetros por hora".

El endurecimiento de las sanciones y el nuevo carné por puntos, que les afecta igual que al resto de los conductores, les ha hecho tomar conciencia de que no pueden jugarse el permiso de conducir, su principal herramienta de trabajo.


Toribio reconoce que no van por ahí saltándose los semáforos ni las señales de "stop", ya que las multas las tienen que pagar ellos mismos.

En general, los conductores oficiales piensan que el resto de ciudadanos tienen de ellos una percepción buena. Sin embargo, reconocen que a veces el colectivo puede dar mala imagen, sobre todo cuando se ven obligados a aparcar en doble fila, subirse a la acera u obstaculizar un paso de cebra. Intentan evitar este tipo de situaciones, aseguran, aunque la mayoría de las veces no depende de ellos.

Recuerdan, por ejemplo, la antigua situación del Parlamento, cuando los coches oficiales colapsaban toda la calle al celebrarse cualquier evento. "Ahora tienes que dejar a la autoridad, irte y recogerla cuando se termine el acto", que es lo más correcto, según Indalecio. Juan, por su parte, dice que "está muy feo que sanciones a todos los coches que están en una misma calle infringiendo las normas y al tuyo no por ser un coche oficial", pero advierte de que eso ocurre muy pocas veces.
Fuente:Canarias Hoy

«El mundo de la Heráldica está lleno de mitos»

El historiador palentino Miguel de Viguri ha sido reconocido con el premio Dalmiro de la Válgoma.
El galardón es concedido por la Confederación Internacional de Genealogía y Heráldica a propuesta de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía. De Viguri es autor de 'Heráldica Palentina', de la que ya ha publicado dos tomos y ahora está preparando el tercero y último.
La Institución Tello Téllez de Meneses de la Diputación es la editora de este ambicioso compendio de los escudos de la provincia.
-¿Qué supone para usted que le hayan concedido el premio Dalmiro de la Válgoma?-Para mí es muy satisfactorio, porque supone que los máximos expertos españoles y mundiales en esta especialidad aprueban mi trabajo, lo que manifiesta que está bien hecho.
-¿En su investigación de los escudos ha descubierto algo nuevo en la historia de Palencia?-Sí, pero no una cosa en concreto, sino el cúmulo de pequeñas cosas que se van deduciendo del estudio de los escudos. Con su análisis se va viendo por qué se usaron, qué significaron o a qué familia pertenecieron. Yo no podría estimar cuánto tiempo he dedicado al estudio de la heráldica puesto que lo he interrumpido en varias ocasiones.
-¿Existe un interés particular por conocer los escudos familiares?-He visto que la mayor parte de la gente tiene un interés erróneo, puesto que cree que todos tienen un escudo familiar. No todo el mundo tiene un escudo, solo están en posesión de él los descendientes de aquel que lo usó por primera vez, y no puede usarlo nadie más, aunque se llame o se apellide igual. Todo el mundo se pregunta cuál será su escudo, lo que se trata de una cuestión equivocada, ya que no necesariamente tiene que existir ese escudo familiar. Aunque sí existe un cierto interés por saber de quién fueron los escudos que hay en los pueblos. Una de las finalidades de mi proyecto era identificar esos escudos.
-¿De dónde le viene la afición por la Heráldica?-Quizá porque desde pequeño he conocido y he estado en contacto con la heráldica familiar, pero no ha sido un interés muy marcado. El inicio de mi afición se produjo al darme cuenta de que había escudos que no estaban identificados y pensé que para la historia de Palencia sería necesario meterse en ese campo para intentar cubrir esa laguna.
-¿Qué aconsejaría a los jóvenes que quieren estudiar los escudos?-Principalmente que utilicen buena bibliografía, y que lo estudien con rigor, puesto que es un conocimiento serio y científico. El mundo de la Heráldica está lleno de mitos y de ideas que poco se ajustan a la realidad.