viernes, octubre 26

José Luis Delgado, Especialista en protocolo, presentó una ponencia Sobre “Del Protocolo Borgoñon Al Protocolo Del Siglo XXI”.




Con motivo del V Centenario del nacimiento del III Gran Duque de Alba, Don Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, se ha celebrado un Congreso Internacional, organizado por la Institución que lleva su nombre, en el que han participado una treintena de reputados historiadores.
El Congreso que se ha desarrollado a lo largo de toda la semana ha tenido tres sedes, en los tres lugares más emblemáticos para el Gran Duque de Alba, Piedrahita, Barco de Ávila y Alba de Tormes, y contó con la presencia en su inauguración del hijo mayor de la Duquesa de Alba, Don , Duque de Huescar, quién en su conferencia resalto la importancia de borrar de una vez la leyenda negra que en torno a Don Fernando Álvarez de Toledo, su antepasado, se tejió y que ha llegado hasta nuestros días. Fue un personaje valeroso y siempre al servicio primero del Emperador Carlos y posteriormente al de su hijo el Rey Felipe II. La clausura también corrió a cargo de uno de los más prestigiosos historiadores ingleses, Irving Thomson, de la Fellow Royal Historical Society, que hablo sobre el Duque de Alba y su conquista de Portugal.
Cómo no podía ser menos, en el amplio recorrido por la vida y obra del III Gran Duque de Alba en este Congreso, hubo una amplia ponencia-comunicación sobre la introducción de la Etiqueta borgoñona implantada en la Corte española por Don Fernando Álvarez de Toledo y sus todavía hoy existentes normas en el protocolo actual. El encargado de desarrollar esta ponencia fue el periodista y especialista en Protocolo y Ceremonial de Estado, José Luis Delgado García, quién bajo el titulo “Del Protocolo Borgoñon al Protocolo del Siglo XXI” expuso ante un centenar de congresistas la larga trayectoria recorrida desde el siglo XVI al XXI en las normas y etiquetas marcadas por el emperador Carlos para la visita que tenia que hacer su hijo el entonces Príncipe Felipe a los Países Bajos. Hizo un breve recorrido por la historia de los siguientes monarquías hasta llegar a la monarquía parlamentaria de la que hoy disfrutamos, para ver como “los usos y costumbres de aquel pequeño Ducado” se impusieron de tal manera que hoy día todavía están vigentes.
Se sabe, señaló Delgado García, a través de un libro editado en Medina del Campo (Valladolid) en 1551 y que se conserva en la Biblioteca del Real Monasterio de El Escorial cómo el Emperador manda ordenar la Casa de su hijo el Príncipe Felipe a la manera de Borgoña. Fastuosidad, atmósfera casi divina en torno al Soberano, orden extremadamente riguroso y fomento de cohesión entre los distintos territorios del Ducado de Borgoña, fueron las principales características o rasgos distintivos de ese protocolo Borgoñon que Don Fernando Álvarez de Toledo introdujo en la Corte española, según nos dejó contado el sumiller de la Corte, Vicente Álvarez.
Felipe II se sirvió de ellas, según Domínguez Casas, para aumentar su majestad mediante el incremento de la sensación de distancia que producía su progresiva invisibilidad; invisibilidad o sensación de alejamiento que se hizo más patente una vez concluyeron las obras del Monasterio de El Escorial y el monarca se recluyo allí. En su Ponencia, José Luis Delgado, hizo un repaso por los distintos reyes, desde Felipe III, de quién dijo huía de la etiqueta salvo en las ceremonias religiosas; Felipe IV que fue el creador de la figura de “Introductor de Embajadores” , y de “Las Etiquetas” de 1651, hasta Carlos II “El Hechizado” que fue preso de su propio protocolo, para pasar a la dinastía de los Borbones, con Felipe V, a quién en un primer momento le gustaron en exceso las modas francesas y su corte apareció ciertamente afrancesada; Carlos III, rey que implantó la actual bandera nacional como la bandera de su Armada, y el que fuera declarado himno nacional, como marcha real o marcha granadera.
El especialista en protocolo señalo más adelante en su ponencia que la legislación propiamente dicha en materia de protocolo se produce en el siglo XIX reinando Isabel II, bajo cuya monarquía se promulgan una Real Orden, un Real Decreto y dos Disposiciones. El Real Decreto “Aclarando y determinando el lugar que corresponde a las Autoridades y Corporaciones en los actos públicos y en el acto de recibir Corte”, dando primacía al Gobernador Civil de la provincia frente al poder militar, excepción de las sedes de Capitanías Generales, podemos considerarlo la primera normativa específica de protocolo en España, dado en 1856, y siguiendo los pasos del protocolo borgoñon.
Tres fechas marcan la Etiqueta, el Ceremonial y el Protocolo a lo largo del siglo XX. 1908, 1968 y 1983, con situaciones políticas bien distintas. Podemos añadir, dijo el ponente, casi sin temor a equivocarnos, que la normativa de 1908 son los últimos vestigios del llamado protocolo borgoñon, ya que se promulga la última de las Etiquetas de Corte a la manera y uso de borgoña antes de entrar en un nuevo periodo histórico. La “Orden del Rey” por la que dispone el “orden que para la entrada en el Salón del Trono y desfile ante Su Majestad debe regir en todas las recepciones reales”, dando primacía a los Grandes de España, frente a las autoridades políticas y militares. La “Orden” se inclina claramente por situar por delante en esa precedencia, para la entrada en el Salón del Trono, por las autoridades religiosas, los Títulos del Reino, los Caballeros de las Órdenes Militares, los de las Reales Maestranzas de Caballería y los Caballeros Hijodalgo de la Nobleza de Madrid.
La segunda fecha a señalar en el siglo XX fue la de 1968, en los últimos años del franquismo, expuso Delgado Garcia, cuando se produce lo que el embajador Martínez Correcher ha denominado “el primer intento legislativo que se hace en España de sistematizar con criterios generales y uniformes los lugares que les corresponden a todas las autoridades existentes en aquellos momentos”. El Reglamento de Precedencias y Ordenación de Autoridades y Corporaciones nace para propiciar una mayor presencia del estamento militar sobre el de las autoridades políticas o civiles de la época. Este Reglamento tuvo que ser modificado dos años más tarde, en 1970, para dar entrada en ese ordenamiento a la figura del Príncipe de España, que asumió el actual Rey, Don Juan Carlos de Borbón.
Y por ultimo, habló sobre la ultima norma de 1983, el Real Decreto 2099 sobre “Ordenamiento General de Precedencias en el Estado”. El alcance de este Real Decreto viene determinado por los poderes públicos emanados de la Constitución, al fijar en puestos concretos a una serie de autoridades teniendo en cuenta que esa asignación se hace a la persona por el cargo que ocupa y “no confieren por sí honor o jerarquía”.
José Luis Delgado fue en esta parte bastante crítico con la actual normativa. En su opinión, es un Decreto que ha quedado obsoleto por cuanto existen muchas lagunas ante los numerosos cargos “ex novo” de la actual estructura del Estado, ante los problemas que surgen a diario en cuanto a la representatividad de una autoridad, en cuanto a la preeminencia de las investiduras electivas o de representación, en cuanto a la figura de la Princesa de Asturias consorte, en cuanto a las cesiones por deferencia o por obligación y por ultimo en cuanto a las variaciones que ha sufrido como consecuencia de sentencias judiciales y supresión de algunas figuras. Todo ello hace, dijo, “que los profesionales del protocolo asuman riesgos innecesarios en la buena armonía que debe reinar siempre en la organización de cualquier acto”.
Termino su Ponencia señalando que a pesar de no existir en la actualidad Corte, al ser la actual una monarquía parlamentaria todavía siguen vigentes algunas ceremonias, escritas siguiendo los pasos del antiguo protocolo borgoñon. Véase que continua vigente la figura del Primer Introductor de Embajadores, creada por Felipe IV, todo el ceremonial y etiqueta protocolaria de la Presentación de Cartas Credenciales de los nuevos Embajadores; la entrada en el Salón del Trono en actos oficiales que no de Corte, puesto que en la actual monarquía parlamentaria no existe, la etiqueta y ceremonial que hay que guardar en las Cenas Oficiales de Palacio cuando se ofrecen con motivo de una visita de un Jefe de Estado, por primera vez en España; sin mencionar que continúan vigentes los símbolos de la Nación, como son la Bandera, con los colores que estableció Carlos III y el Himno Nacional, Marcha Granadera o Marcha Real, que de cualquiera de las tres formas se puede utilizar, también dado por el rey Carlos III. Subsisten los títulos de Grandes de España y la concesión de la máxima condecoración de “familia”, que no de Estado, cómo es el Collar del Toisón de Oro, creado en el siglo XV por Felipe II el Bueno, y que hasta 1985 fue otorgado exclusivamente a caballeros.
Fuente: José Luis Delgado