El alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, anunció ayer su intención de «reducir el número de inauguraciones» de ahora en adelante y de realizar más visitas a pie de obra, ajenas a la parafernalia de este tipo de actos. De este modo, el regidor pretende limitar los eventos de «canapé y corte de cinta» y atajar así cualquier sospecha de «electoralismo». Esta declaración de intenciones llega después de una semana cargada de polémicas presentaciones. Así, el regidor manifestó ayer que la apertura de la Plaza del Gas, que tuvo lugar el pasado martes por todo lo alto, fue «una metedura de pata» de la promotora. Y lo dijo por dos motivos.
Tras recalcar que él asistió como invitado a ese acto -donde no faltaron discursos, bilbainadas, canapés y hasta juegos infantiles-, el primer edil responsabilizó a la constructora de no convocar a la oposición, un asunto que le valió duras críticas de PP y PSE, y del repentino cierre del recinto al día siguiente de su inauguración a bombo y platillo. «Nos adelantamos»La falta de unos bolardos para impedir el acceso indiscriminado de coches al enclave obligó a precintar el área durante dos días, de modo que los vecinos que habían 'estrenado' la zona después de cuatro años de trabajos tuvieron que esperar un poco más para recuperar este enclave que sirve de enlace entre el parque Etxebarria y la ría. Respecto a la prematura inauguración de la obra -edificios de viviendas y un espacio de recreo cuya titularidad se traspasará al Ayuntamiento-, el primer edil apuntó la posibilidad de que quizá «la promotora privada no tenga la misma sensibilidad que nosotros».Lo que sí reconoció Azkuna fue que el Consistorio se había precipitado al presentar el pasado día 25 el ascensor panorámico de Betolaza. Para frustración de los usuarios, el equipamiento no empezó a funcionar hasta cuatro días después de que el regidor hiciese el primer viaje. «Eso sí fue culpa nuestra, nos adelantamos», admitió el alcalde, quien señaló que les faltaba «algún papel».Sin embargo, Azkuna quitó hierro a las polémicas ligadas a las inauguraciones de obras en precario -«no seamos chiquillos», pidió- y justificó la ausencia de concejales de la oposición en determinados eventos apelando a su «derecho» a acudir sólo con sus colaboradores a ciertos actos públicos. «Luego hay inauguraciones en toda regla a las que la oposición está invitada pero no quiere venir, como ha pasado con la del polideportivo de Atxuri», recordó.
Fuente:El Correo