Cristina Fernández de Kirchner recibió ayer el bastón de mando presidencial en Argentina de manos de su marido, Néstor Kirchner, en una ceremonia celebrada en la sede del Parlamento y en la que participaron nueve jefes de Estado, el Príncipe Felipe de España y dirigentes de numerosos países.
Fernández pasará a la historia como la primera mujer electa que toma las riendas de Argentina e inicia en el segundo ciclo de un gobierno de tendencia socialdemócrata que busca mantener el pie en el acelerador de la economía. La presidenta dijo reconocerse en "el ejemplo de Eva, que no pudo (ser presidenta), que se lo merecía tal vez más que yo. En el ejemplo de las mujeres que se atrevieron, en el de las Madres y de las Abuelas de la Patria", dijo la mandataria con la voz quebrada, casi a punto de sollozar, provocando una aclamación de los presentes que se pusieron de pie.
Cristina Kirchner se comprometió a seguir la política de derechos humanos del saliente mandatario Néstor Kirchner, quien impulsó la anulación en 2003 de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, que habían exculpado a un millar de acusados de crímenes de lesa humanidad y expresó su compromiso de que durante su mandato "los juicios que han demorado mas de 30 años en ser iniciados, puedan ser terminados".
El triunfo electoral del pasado 28 de setiembre fue claro, ya que logró el 45 por ciento de los votos, casi el doble que su adversaria, la liberal Elisa Carrió.
La dirigente peronista juró ante la Asamblea Legislativa el cargo para luego recibir la banda presidencial y el bastón de mando de manos de su marido, un hecho político del cual se tiene escasos o nulos antecedentes en la historia contemporánea.
Durante el traspaso de mando caían papeles desde los palcos del Parlamento, al tiempo que los asistentes aplaudían la toma de posesión de Fernández.
"Vengo a tomar posesión del cargo de presidenta de la República Argentina. Ser presidente es el honor más grande que puede tener un argentino o una argentina", destacó Fernández al iniciar su primer discurso como mandataria.
En un discurso lleno de optimismo, la presidenta aseguró que cree "en los proyectos políticos, creemos que es posible superar las individualidades" y se mostró confiada en lo que llamó la "reconstrucción institucional" de Argentina.
Después de la presidenta juró el vicepresidente, Julio Cobos, de la socialdemócrata Unión Cívica Radical (UCR) y aliado de los Kirchner. Más tarde, en la Casa Rosada, sede del Poder Ejecutivo, se tomaron los juramentos a los ministros del Gabinete y finalizó con una fiesta en la Plaza de Mayo de Buenos Aires.
Fernández pasará a la historia como la primera mujer electa que toma las riendas de Argentina e inicia en el segundo ciclo de un gobierno de tendencia socialdemócrata que busca mantener el pie en el acelerador de la economía. La presidenta dijo reconocerse en "el ejemplo de Eva, que no pudo (ser presidenta), que se lo merecía tal vez más que yo. En el ejemplo de las mujeres que se atrevieron, en el de las Madres y de las Abuelas de la Patria", dijo la mandataria con la voz quebrada, casi a punto de sollozar, provocando una aclamación de los presentes que se pusieron de pie.
Cristina Kirchner se comprometió a seguir la política de derechos humanos del saliente mandatario Néstor Kirchner, quien impulsó la anulación en 2003 de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, que habían exculpado a un millar de acusados de crímenes de lesa humanidad y expresó su compromiso de que durante su mandato "los juicios que han demorado mas de 30 años en ser iniciados, puedan ser terminados".
El triunfo electoral del pasado 28 de setiembre fue claro, ya que logró el 45 por ciento de los votos, casi el doble que su adversaria, la liberal Elisa Carrió.
La dirigente peronista juró ante la Asamblea Legislativa el cargo para luego recibir la banda presidencial y el bastón de mando de manos de su marido, un hecho político del cual se tiene escasos o nulos antecedentes en la historia contemporánea.
Durante el traspaso de mando caían papeles desde los palcos del Parlamento, al tiempo que los asistentes aplaudían la toma de posesión de Fernández.
"Vengo a tomar posesión del cargo de presidenta de la República Argentina. Ser presidente es el honor más grande que puede tener un argentino o una argentina", destacó Fernández al iniciar su primer discurso como mandataria.
En un discurso lleno de optimismo, la presidenta aseguró que cree "en los proyectos políticos, creemos que es posible superar las individualidades" y se mostró confiada en lo que llamó la "reconstrucción institucional" de Argentina.
Después de la presidenta juró el vicepresidente, Julio Cobos, de la socialdemócrata Unión Cívica Radical (UCR) y aliado de los Kirchner. Más tarde, en la Casa Rosada, sede del Poder Ejecutivo, se tomaron los juramentos a los ministros del Gabinete y finalizó con una fiesta en la Plaza de Mayo de Buenos Aires.