jueves, enero 24

La medalla de Oviedo

El 13 de octubre de 1938 la Comisión Gestora Municipal llega al acuerdo de crear la medalla de Oviedo, «gloriosa por su simbolismo», fundida con el hierro de la metralla arrojada sobre la ciudad durante el sitio y asedio de la guerra civil, para concederla a quienes «por haber sido leales y esforzados se han hecho acreedores a tal distinción».
Las tres primeras medallas se conceden al Caudillo, al general Aranda y al ya ascendido a teniente coronel Gerardo Caballero. En 1939, cuando se refrenda la moción, además de a los citados se otorga la cuarta medalla a la Virgen de Covadonga, que, por cierto, la titulan en los documentos oficiales como «Virgen de las Batallas». En principio se pensó en elaborar 5.000 medallas, lo que originó la carencia de metralla suficiente para tal número de distinciones, al precio de 3,50 pesetas cada una, según propuesta del joyero Pedro Álvarez. Incluso tal número de medallas resultó insuficiente, particularmente a partir de 1942, cuando se amplió la concesión de las condecoraciones a los defensores que tuviesen la medalla militar, y a muchos civiles, previo el expediente justificativo de haber participado en la defensa de Oviedo. Para éstos el reglamento explicaba que: «Se les otorga a título de premio individual para enaltecer sus actos y su conducta durante las fechas memorables del cerco y asedio de Oviedo, fechas en las que aportaron una colaboración eficaz y patriótica que de manera directa y extraordinaria y perfectamente determinada redundó en defensa, protección y beneficio de los intereses morales y materiales de este municipio».
Fuente:lne.es