martes, noviembre 14

La nueva ley de sucesión no cambia el panorama aristocrático de León

Ninguna de las 50 familias de la alta nobleza vinculada a la provincia mantiene pleitos por la herencia.
La marquesa de Cea podrá asumir el título principal de su padre, el duque del Infantado.


La nueva ley de sucesión que acaba con la preeminencia del hombre respecto a la mujer en el momento de heredar un título nobiliario no modificará el panorama aristocrático de León, integrado por 50 títulos pertenecientes a 49 familias con propiedades o vínculos históricos en la provincia leonesa, según los datos recabados para este periódico por la cronista de la ciudad de León, Margarita Torres, y el escritor e investigador Alejandro Valderas.

La ley hace prevalecer el derecho de primogenitura sobre el sexo, por lo que los títulos pasarán a partir de ahora al primer hijo, ya sea hombre o mujer. Históricamente, era el varón quien heredaba la cualidad aristocrática, aunque fuese el pequeño de la familia.

En el ámbito exclusivamente leonés, un ejemplo de los cambios que traerá en el futuro el nuevo marco legal por el que se rige la aristocracia -excepto la monarquía, que tiene sus propias leyes- se producirá en la Casa del Infantado. Desde 1997, el duque del Infantado es Íñigo de Arteaga y Martín, que a su vez es marqués de Santillana, de Ariza y de Távara, conde de la Monclova y señor de la Casa de Lazcano, todos estos títulos con Grandeza de España cada uno de ellos.

También es marqués de Valmediano, de Cea, de Armunia, conde de Corres, de Saldaña, del Real de Manzanares y de Santiago. Aunque ya ha cedido privilegios a cuatro de sus cinco hijos, la trasferencia del título principal recaerá en la primogénita, la escritora Almudena de Arteaga y Alcázar, y no en su hermano Íñigo, como hubiera ocurrido de continuar la anterior legislación. Ya sólo son símbolos Estos títulos nobiliarios, en el fondo, tienen una importancia relativa en la sociedad actual, puesto que no conllevan ningún privilegio asociado, como propiedades o excención de impuestos.

El único distintivo respecto a cualquier ciudadano es el derecho que tienen a utilizar el tratamiento de ilustrísimo o excelentísimo, en el caso de grandes de España. Sólo entre 1987 y 1997, los tribunales dieron la razón a las muejres que pleitearon por un título. A partir de las once sentencias del Tribunal Supremo, dos de ellas refrendadas por el Constitucional, favorables a la mujer, el alto tribunal dio marcha atrás y consagró el principio de la prevalencia del varón. Desde entonces, absolutamente todas las sentencias han favorecido los intereses del varón.
Fuente:Diario de León

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