¿Cómo hay que tratar a los Reyes de España? ¿Puede uno dirigirse a ellos? El jefe de Protocolo del Gobierno de Canarias, Manuel Martínez, explica que lo correcto y protocolario sería, en el caso de los hombres, inclinar la cabeza ante el Rey, mirando a la cara, al tiempo que se le da la mano. A la Reina, los caballeros deberían hacer el gesto de que le besan la mano, pero que los labios nunca rocen la piel, todo ello previa inclinación de cabeza. Por su parte, las señoras deben hacer una genuflexión, llevando al suelo la rodilla izquierda, «porque la derecha sólo se inclina ante Dios».
Pero eso es sólo «lo correcto», como recuerda Martínez, no lo habitual. «Los Reyes de España son exigentes con quien debe saber estas cosas, pero no con la gente de la calle, con gente que habitualmente no los recibe. Otra cosa es una recepción con un máxima autoridad». Así pues, lo más habitual es estrechar la mano a los monarcas, y ya está. Pero cuidado, «no hay que hablarles hasta que ellos no te dirijan la palabra. Que suelen hacerlo», asegura. Saben romper los silencios, dice el experto en protocolo. ¿Y cómo tratarlos? «Aunque todo el mundo los llama Majestad, no es lo correcto. Hay que tratarlos de Señor y Señora, con mayúsculas, sin apellidos, y con el verbo en segunda persona del plural». Ejemplos: «Señor, ¿queréis sentaros?», o «Nos honráis con vuestra presencia». «En los discursos es fácil, pero en un diálogo, no. Además, sería como hablar en castellano antiguo». Pero no hay problemas, «ellos lo aceptan bien, y con tratarlos de usted basta», explica Manuel Martínez.
El contexto del abuelo del Rey
La visita del abuelo de Don Juan Carlos I, Don Alfonso XIII, se realizó en 1906, hace ahora 100 años, un principio del siglo XX en el que España escudriñaba una nueva proyección internacional con una nueva delimitación del área de intereses y conflictos que se centraban en el Estrecho y en Canarias, que desde ese momento está incluida entre las principales áreas de conflicto y enfrentamiento entre las potencias mundiales. La llamada primera crisis marroquí pone en juego los intereses de Gran Bretaña, Francia, Alemania, y los de España, en ese momento en horas bajas en la escena internacional. Se celebraba también la Conferencia Internacional de Algeciras en la que se dilucidaron el reparto del norte de África entre las principales potencias mundiales del momento. En este escenario, el Estado español busca preservar la integridad territorial de Canarias y su soberanía participando de ese reparto de África, en el que el Sáhara se convierte en un escudo frente al continente. Pretende España también lograr un status para Canarias en la nueva escena internacional por el que se respete su españolidad, su seguridad y su estabilidad. Es en este clima histórico en el que se produce la vista real que ahora conmemoramos y este es uno de los aspectos que el Gobierno traslada ala Casa Real en el momento de plantear la visita de los Reyes.
Compañía
Los viajes oficiales del Rey son minuciosamente preparados por todas las instituciones implicadas. Intervienen el Gobierno de la Nación, al que la Casa Real pregunta sobre la conveniencia del que el Jefe del Estado acuda y las circunstancias políticas en las que se realiza la visita. De hecho en cada compromiso público del Jefe del Estado está acompañado de un ministro de jornada nombrado por el Gobierno y que en este caso será el de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, cuestión que ha criticado duramente CC. Interviene también el Gobierno de Canarias, que elabora con la Casa Real la Agenda y el resto de instituciones implicadas, en este caso el Parlamento de Canarias y los ayuntamientos y cabildo. La Delegación del Gobierno se ocupa de la seguridad.
Pero eso es sólo «lo correcto», como recuerda Martínez, no lo habitual. «Los Reyes de España son exigentes con quien debe saber estas cosas, pero no con la gente de la calle, con gente que habitualmente no los recibe. Otra cosa es una recepción con un máxima autoridad». Así pues, lo más habitual es estrechar la mano a los monarcas, y ya está. Pero cuidado, «no hay que hablarles hasta que ellos no te dirijan la palabra. Que suelen hacerlo», asegura. Saben romper los silencios, dice el experto en protocolo. ¿Y cómo tratarlos? «Aunque todo el mundo los llama Majestad, no es lo correcto. Hay que tratarlos de Señor y Señora, con mayúsculas, sin apellidos, y con el verbo en segunda persona del plural». Ejemplos: «Señor, ¿queréis sentaros?», o «Nos honráis con vuestra presencia». «En los discursos es fácil, pero en un diálogo, no. Además, sería como hablar en castellano antiguo». Pero no hay problemas, «ellos lo aceptan bien, y con tratarlos de usted basta», explica Manuel Martínez.
El contexto del abuelo del Rey
La visita del abuelo de Don Juan Carlos I, Don Alfonso XIII, se realizó en 1906, hace ahora 100 años, un principio del siglo XX en el que España escudriñaba una nueva proyección internacional con una nueva delimitación del área de intereses y conflictos que se centraban en el Estrecho y en Canarias, que desde ese momento está incluida entre las principales áreas de conflicto y enfrentamiento entre las potencias mundiales. La llamada primera crisis marroquí pone en juego los intereses de Gran Bretaña, Francia, Alemania, y los de España, en ese momento en horas bajas en la escena internacional. Se celebraba también la Conferencia Internacional de Algeciras en la que se dilucidaron el reparto del norte de África entre las principales potencias mundiales del momento. En este escenario, el Estado español busca preservar la integridad territorial de Canarias y su soberanía participando de ese reparto de África, en el que el Sáhara se convierte en un escudo frente al continente. Pretende España también lograr un status para Canarias en la nueva escena internacional por el que se respete su españolidad, su seguridad y su estabilidad. Es en este clima histórico en el que se produce la vista real que ahora conmemoramos y este es uno de los aspectos que el Gobierno traslada ala Casa Real en el momento de plantear la visita de los Reyes.
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Los viajes oficiales del Rey son minuciosamente preparados por todas las instituciones implicadas. Intervienen el Gobierno de la Nación, al que la Casa Real pregunta sobre la conveniencia del que el Jefe del Estado acuda y las circunstancias políticas en las que se realiza la visita. De hecho en cada compromiso público del Jefe del Estado está acompañado de un ministro de jornada nombrado por el Gobierno y que en este caso será el de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, cuestión que ha criticado duramente CC. Interviene también el Gobierno de Canarias, que elabora con la Casa Real la Agenda y el resto de instituciones implicadas, en este caso el Parlamento de Canarias y los ayuntamientos y cabildo. La Delegación del Gobierno se ocupa de la seguridad.
Fuente:Canarias7
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