En una ceremonia castrense, un minuto antes de la medianoche, Felipe Calderón Hinojosa fue nombrado presidente de México por una voz en off. Y en un ritual del que no se tienen antecedentes, Vicente Fox Quesada se despojó de la banda presidencial cuatro minutos antes de concluir su mandato constitucional, con lo cual se da por hecho que no asistirá esta mañana al Palacio Legislativo de San Lázaro.
En 20 minutos, anoche en Los Pinos se concretó el traspaso del Poder Ejecutivo en México, con 10 horas de anticipación a la ceremonia programada en el Congreso de la Unión, en la cual Calderón Hinojosa deberá rendir protesta conforme a la Constitución General de la República.
Con el argumento de oficializar el relevo de mandos en aquellas secretarías cuyas funcio-
nes no pueden interrumpirse Gobernación, Defensa Nacional, Armada y Seguridad Pública, en el salón Adolfo López Mateos de la residencia oficial de Los Pinos se montó una ceremonia a la cual sólo tuvieron acceso los gabinetes saliente y entrante.
El colofón de la ceremonia, de cuya realización se supo apenas ayer, fue un mensaje de Calderón Hinojosa en que reiteró su intención de acudir hoy a San Lázaro y apeló al respeto a la investidura del Congreso y a la necesidad de fortalecer la vida institucional, al patriotismo de los legisladores, "para que todo se haga con pleno respeto a la Constitución".
Las imágenes no recogieron, durante ese breve acto, la presencia de Marta Sahagún, esposa de Vicente Fox. Y para acompañar el protocolo, tampoco asistió Margarita Zavala, esposa de Calderón Hinojosa.
En un ambiente eminentemente marcial transcurrió la ceremonia, inédita en la historia del país. Diez minutos antes de la medianoche, Fox Quesada y Calderón Hinojosa ingresaron al salón en medio de aplausos. El primero, portando aún la banda presidencial, se acercó a la escolta de cadetes del Heroico Colegio Militar y, como marca la ley, intercambiaron saludo inclinando los pendones.
Colocados a la misma altura en un templete que tenía de fondo seis lábaros patrios, la misma voz en off anunció que en ese momento Fox Quesada entregaba a un cadete militar la
banda presidencial que utilizó a lo largo de su mandato y a su vez recibió, de similares manos, la bandera de México que lo acompañó en estos seis años.
Enseguida, cuando aún no era medianoche, Vicente Fox leyó unas líneas en las que indicó que al concluir el periodo para el que fue electo recogía la bandera nacional que ondeó en las oficinas de la Presidencia "durante los últimos seis años en los que me entregué por completo al servicio de México y tuve el altísimo honor de desempeñarme como Presidente de la República".
A partir de ahí, y aunque no se hizo explícito, quedó claro que, al despojarse en ese instante de la banda presidencial, máximo distintivo del jefe del Estado mexicano y comandante supremo de las Fuerzas Armadas, ya no asistirá al Congreso de la Unión.
Al depositarla en manos de un cadete militar, éste la entregará hoy por la mañana al presidente del Congreso de la Unión, Jorge Zermeño Infante, quien será el encargado de colocarla a Felipe Calderón.
Cabe aclarar que no se trata de la misma banda presidencial, pues es tradición que el presidente saliente conserve la suya y el entrante reciba una distinta.
En medio de la crisis legislativa que antecede a la presencia de Calderón Hinojosa en San Lázaro, la ceremonia, con la firma de los nombramientos y la toma de protesta de los cuatro secretarios de las áreas de seguridad para lo cual invocó los artículos constitucionales respectivos representó en realidad el traspaso del poder más allá de la formalidad que para el caso marca la Constitución.
Y fue así, porque ahí mismo el panista recibió, también de manos de un cadete del Colegio Militar, la bandera que lo acompañará en su mandato. El, a su vez, la entregó a un edecán y caminó hacia la escolta, cuyo abanderado inclinó hacia el frente el pendón nacional, no obstante que Calderón Hinojosa no portaba lábaro alguno y éstos, según la ley, sólo se saludan entre sí.
Así, una vez que Fox, con antelación, dejó su cargo, todo quedó dispuesto para Felipe Calderón, quien llegó a Los Pinos desde las 17:30 horas, con un intermedio de tres horas que usó para ir a su casa, estar de vuelta en la residencia presidencial y recibir ahí al ahora ex presidente, quien luego de una cena con los mandatarios invitados a la ceremonia de toma de posesión fue a la Basílica de Guadalupe.
El tiempo en que Calderón Hinojosa estuvo solo con su equipo de trabajo en Los Pinos, lo utilizó para grabar el mensaje que se transmitió luego de la ceremonia en la misma casa, y para el cual se anunció que se trasladaría a la biblioteca Vasconcelos, pero que a todas luces se notó donde de produjo, por lo abrupto del corte en la emisión televisiva.
Mientras en la sala de prensa de Los Pinos se seguía el acto en circuito cerrado de televisión, un automovilista se detuvo a la altura del enrejado que protege la residencia y empezó a gritar: "¿Por qué a la medianoche y en lo oscurito? ¡Pinches delincuentes!" Lo dijo muchas veces y con potente vozarrón.
Pocos minutos después de haber entregado la Presidencia de la República, Vicente Fox llegó al hotel donde se ha hospedado durante las últimas noches de su mandato. Ahí, abordado por la reportera de Televisa, Gabriela Reséndez, aseguró: "sí vamos, sí vamos", cuando ella le preguntó si el acto de despojarse de la banda presidencial implica que hoy no acudirá a San Lázaro.
Esa fue su respuesta, si bien los signos transmitidos anoche fueron muy distintos.
A continuación, el texto íntegro del mensaje leído por Calderón Hinojosa:
Mexicanas y mexicanos:
Muy buenas noches.
Al recibir del presidente Vicente Fox la oficina presidencial inicia el proceso de toma de posesión de la Presidencia de la República.
Más tarde me presentaré ante el Congreso de la Unión para rendir la protesta constitucional, tal como lo establece el artículo 87 de nuestra Carta Magna.
Apelo al respeto a la investidura del Congreso, a la necesidad de fortalecer la vida institucional de México y al patriotismo de los legisladores para que todo se haga con pleno respeto a la Constitución.
No ignoro la complejidad del momento político que vivimos ni nuestras diferencias, pero estoy convencido de que hoy debemos poner punto final a nuestros desencuentros y a partir de ahí, iniciar una nueva etapa que tenga como único objetivo anteponer el interés nacional por encima de nuestras diferencias.
Deseo que la ceremonia de toma de protesta esté apegada a la ley y al respeto de todos y cada uno de los mexicanos que con su voto han dado lugar a esta nueva etapa que hoy inicia.
Estoy asumiendo la Presidencia de la República y con ésta el mandato legítimo de servirte por los próximos seis años y ser Jefe de Estado y Jefe de Gobierno.
Sé de la complejidad de las circunstancias en que estoy recibiendo el Gobierno de México, por eso desde hace unos minutos he ordenado a mi Gabinete recibir del gobierno saliente las secretarías, cuyo funcionamiento continuo es indispensable, las tareas más urgentes para que la acción de Gobierno no se detenga.
Igualmente, del Presidente Vicente Fox recibí la Bandera Nacional como símbolo de responsabilidad que se transmite para seguir trabajando por todos y cada uno de ustedes.
Como mexicano quiero expresar mi más sincero agradecimiento a Vicente Fox, quien acaba de cumplir su mandato con lealtad, honestidad y trabajo para el bien de México.
Acepto el compromiso de ser el Presidente de todos los mexicanos sin distingo, sin importar su preferencia política, la religión que profesen, su origen étnico, su condición de género, su nivel de ingreso, su posición social o el lugar donde vivan en nuestro querido país.
Hoy concluye un largo camino e inicia otro.
Invito a todos los mexicanos a construir un nuevo capítulo de la historia nacional.
Yo creo en un México ganador, fuerte y seguro de sí mismo, orgulloso de sus riquezas naturales y de su historia, de su cultura, de su identidad y, sobre todo, fortalecido con el carácter invencible de su gente.
México que es capaz de superar las adversidades y lograr para todos, un futuro diferente y mejor.
Desde mi Gobierno seré el primero en demostrar con acciones que ese México distinto, es posible.
A eso los invito, a construir un México distinto y mejor, un México ganador.
Les agradezco mucho su atención y hasta pronto.
En 20 minutos, anoche en Los Pinos se concretó el traspaso del Poder Ejecutivo en México, con 10 horas de anticipación a la ceremonia programada en el Congreso de la Unión, en la cual Calderón Hinojosa deberá rendir protesta conforme a la Constitución General de la República.
Con el argumento de oficializar el relevo de mandos en aquellas secretarías cuyas funcio-
nes no pueden interrumpirse Gobernación, Defensa Nacional, Armada y Seguridad Pública, en el salón Adolfo López Mateos de la residencia oficial de Los Pinos se montó una ceremonia a la cual sólo tuvieron acceso los gabinetes saliente y entrante.
El colofón de la ceremonia, de cuya realización se supo apenas ayer, fue un mensaje de Calderón Hinojosa en que reiteró su intención de acudir hoy a San Lázaro y apeló al respeto a la investidura del Congreso y a la necesidad de fortalecer la vida institucional, al patriotismo de los legisladores, "para que todo se haga con pleno respeto a la Constitución".
Las imágenes no recogieron, durante ese breve acto, la presencia de Marta Sahagún, esposa de Vicente Fox. Y para acompañar el protocolo, tampoco asistió Margarita Zavala, esposa de Calderón Hinojosa.
En un ambiente eminentemente marcial transcurrió la ceremonia, inédita en la historia del país. Diez minutos antes de la medianoche, Fox Quesada y Calderón Hinojosa ingresaron al salón en medio de aplausos. El primero, portando aún la banda presidencial, se acercó a la escolta de cadetes del Heroico Colegio Militar y, como marca la ley, intercambiaron saludo inclinando los pendones.
Colocados a la misma altura en un templete que tenía de fondo seis lábaros patrios, la misma voz en off anunció que en ese momento Fox Quesada entregaba a un cadete militar la
banda presidencial que utilizó a lo largo de su mandato y a su vez recibió, de similares manos, la bandera de México que lo acompañó en estos seis años.
Enseguida, cuando aún no era medianoche, Vicente Fox leyó unas líneas en las que indicó que al concluir el periodo para el que fue electo recogía la bandera nacional que ondeó en las oficinas de la Presidencia "durante los últimos seis años en los que me entregué por completo al servicio de México y tuve el altísimo honor de desempeñarme como Presidente de la República".
A partir de ahí, y aunque no se hizo explícito, quedó claro que, al despojarse en ese instante de la banda presidencial, máximo distintivo del jefe del Estado mexicano y comandante supremo de las Fuerzas Armadas, ya no asistirá al Congreso de la Unión.
Al depositarla en manos de un cadete militar, éste la entregará hoy por la mañana al presidente del Congreso de la Unión, Jorge Zermeño Infante, quien será el encargado de colocarla a Felipe Calderón.
Cabe aclarar que no se trata de la misma banda presidencial, pues es tradición que el presidente saliente conserve la suya y el entrante reciba una distinta.
En medio de la crisis legislativa que antecede a la presencia de Calderón Hinojosa en San Lázaro, la ceremonia, con la firma de los nombramientos y la toma de protesta de los cuatro secretarios de las áreas de seguridad para lo cual invocó los artículos constitucionales respectivos representó en realidad el traspaso del poder más allá de la formalidad que para el caso marca la Constitución.
Y fue así, porque ahí mismo el panista recibió, también de manos de un cadete del Colegio Militar, la bandera que lo acompañará en su mandato. El, a su vez, la entregó a un edecán y caminó hacia la escolta, cuyo abanderado inclinó hacia el frente el pendón nacional, no obstante que Calderón Hinojosa no portaba lábaro alguno y éstos, según la ley, sólo se saludan entre sí.
Así, una vez que Fox, con antelación, dejó su cargo, todo quedó dispuesto para Felipe Calderón, quien llegó a Los Pinos desde las 17:30 horas, con un intermedio de tres horas que usó para ir a su casa, estar de vuelta en la residencia presidencial y recibir ahí al ahora ex presidente, quien luego de una cena con los mandatarios invitados a la ceremonia de toma de posesión fue a la Basílica de Guadalupe.
El tiempo en que Calderón Hinojosa estuvo solo con su equipo de trabajo en Los Pinos, lo utilizó para grabar el mensaje que se transmitió luego de la ceremonia en la misma casa, y para el cual se anunció que se trasladaría a la biblioteca Vasconcelos, pero que a todas luces se notó donde de produjo, por lo abrupto del corte en la emisión televisiva.
Mientras en la sala de prensa de Los Pinos se seguía el acto en circuito cerrado de televisión, un automovilista se detuvo a la altura del enrejado que protege la residencia y empezó a gritar: "¿Por qué a la medianoche y en lo oscurito? ¡Pinches delincuentes!" Lo dijo muchas veces y con potente vozarrón.
Pocos minutos después de haber entregado la Presidencia de la República, Vicente Fox llegó al hotel donde se ha hospedado durante las últimas noches de su mandato. Ahí, abordado por la reportera de Televisa, Gabriela Reséndez, aseguró: "sí vamos, sí vamos", cuando ella le preguntó si el acto de despojarse de la banda presidencial implica que hoy no acudirá a San Lázaro.
Esa fue su respuesta, si bien los signos transmitidos anoche fueron muy distintos.
A continuación, el texto íntegro del mensaje leído por Calderón Hinojosa:
Mexicanas y mexicanos:
Muy buenas noches.
Al recibir del presidente Vicente Fox la oficina presidencial inicia el proceso de toma de posesión de la Presidencia de la República.
Más tarde me presentaré ante el Congreso de la Unión para rendir la protesta constitucional, tal como lo establece el artículo 87 de nuestra Carta Magna.
Apelo al respeto a la investidura del Congreso, a la necesidad de fortalecer la vida institucional de México y al patriotismo de los legisladores para que todo se haga con pleno respeto a la Constitución.
No ignoro la complejidad del momento político que vivimos ni nuestras diferencias, pero estoy convencido de que hoy debemos poner punto final a nuestros desencuentros y a partir de ahí, iniciar una nueva etapa que tenga como único objetivo anteponer el interés nacional por encima de nuestras diferencias.
Deseo que la ceremonia de toma de protesta esté apegada a la ley y al respeto de todos y cada uno de los mexicanos que con su voto han dado lugar a esta nueva etapa que hoy inicia.
Estoy asumiendo la Presidencia de la República y con ésta el mandato legítimo de servirte por los próximos seis años y ser Jefe de Estado y Jefe de Gobierno.
Sé de la complejidad de las circunstancias en que estoy recibiendo el Gobierno de México, por eso desde hace unos minutos he ordenado a mi Gabinete recibir del gobierno saliente las secretarías, cuyo funcionamiento continuo es indispensable, las tareas más urgentes para que la acción de Gobierno no se detenga.
Igualmente, del Presidente Vicente Fox recibí la Bandera Nacional como símbolo de responsabilidad que se transmite para seguir trabajando por todos y cada uno de ustedes.
Como mexicano quiero expresar mi más sincero agradecimiento a Vicente Fox, quien acaba de cumplir su mandato con lealtad, honestidad y trabajo para el bien de México.
Acepto el compromiso de ser el Presidente de todos los mexicanos sin distingo, sin importar su preferencia política, la religión que profesen, su origen étnico, su condición de género, su nivel de ingreso, su posición social o el lugar donde vivan en nuestro querido país.
Hoy concluye un largo camino e inicia otro.
Invito a todos los mexicanos a construir un nuevo capítulo de la historia nacional.
Yo creo en un México ganador, fuerte y seguro de sí mismo, orgulloso de sus riquezas naturales y de su historia, de su cultura, de su identidad y, sobre todo, fortalecido con el carácter invencible de su gente.
México que es capaz de superar las adversidades y lograr para todos, un futuro diferente y mejor.
Desde mi Gobierno seré el primero en demostrar con acciones que ese México distinto, es posible.
A eso los invito, a construir un México distinto y mejor, un México ganador.
Les agradezco mucho su atención y hasta pronto.
Fuente:La Jornada
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