El Vaticano presentó ayer el descubrimiento de un sarcófago encontrado bajo el suelo de la basílica de San Pablo Extramuros del que aseguró que contiene los restos del apóstol, si bien puntualizó que por el momento no se abrirá, lo que deja su contenido envuelto en el misterio.
La Santa Sede convocó a una rueda de prensa para presentar el descubrimiento, de gran valor arqueológico pero también para la tradición cristiana, pues la basílica romana de San Pablo Extramuros se erigió donde se cree que fue enterrado el apóstol pero sin que hasta ahora se dispusiera de pruebas fehacientes.
“No hay ninguna duda que el sarcófago encontrado bajo el suelo de la basílica de San Pablo es el del apóstol”, explicó el arcipreste del templo, el cardenal Andrea Lanza di Montezemolo.
En 2005, mientras realizaban otras tareas de excavación bajo la basílica, un grupo de arqueólogos encontró el sarcófago y ya entonces se anunció que podría contener los restos de San Pablo.
Hace dos meses, los arqueólogos, dirigidos por Giorgio Filippi, experto de los Museos Vaticanos, sacaban finalmente a la luz el sarcófago con las reliquias paulinas, que había estado enterrado bajo los estratos de las diversas basílicas y edificaciones que durante años se fueron superponiendo unas sobre otras.
Al descubrimiento se llegó tras excavar, entre el altar mayor y el de San Timoteo, una pequeña cavidad para no dañar el presbiterio y luego se prosiguió por un pequeño túnel hasta llegar al sarcófago.
Sobre el sepulcro que contiene el sarcófago se puede leer la inscripción en latín “Paulo Apostolo Mart” (Pablo, apóstol y mártir) y contiene un agujero que se practicaba para poner en contacto directo los restos con el altar pero también para que los peregrinos pudieran introducir trozos de tela que tocasen al santo y tener así una reliquia.
El sarcófago, que sí que será expuesto a los fieles en la Basílica de San Pablo, aún no se ha decidido si se abrirá para analizar su contenido.
Según el cardenal Lanza di Montezemolo, sólo el Papa puede decidir la apertura del sarcófago, cosa sobre la que aún no se ha pronunciado.
La apertura del sarcófago podría desvelar nuevos misterios de la tradición cristiana pues se desconoce si también se encuentra bajo la basílica la cabeza de San Pablo, quien fue decapitado en el año 65 por orden de Nerón.
Incluso el arqueólogo Filippi no garantiza que dentro del sarcófago se encuentren los restos del apóstol ya que en aquellas fechas se construían sepulcros en cuyo interior a veces se depositaban “las cosas más disparatadas”.
Asimismo, el director de las excavaciones comenta que el sarcófago podría ser un cenotafio (monumento funerario en cuyo interior no se deposita ningún cadáver), que asumía el mismo valor para la tradición cristiana.
“Desde el punto de vista histórico y arqueológico podemos estar seguros de que el 18 de noviembre de 390, cuando fue consagrada la basílica, el sarcófago le fue indicado a los creyentes como la tumba de San Pablo”, explicó Filippi.
El cardenal Lanza di Montezemolo dijo que el sarcófago será el principal protagonista de un programa de reordenación del complejo de San Pablo Extramuros, del que forma parte el proyecto de establecer un recorrido peatonal para los visitantes.
La Basílica de San Pablo Extramuros es, después de la Basílica de San Pedro, la iglesia más grande de Roma y surgió en la primera mitad del siglo IV por voluntad del emperador Constantino (el primer emperador romano en abrazar el cristianismo y hacer de ésta la religión oficial del Imperio), que deseaba erigir un templo en el lugar donde supuestamente se encontraba la tumba del apóstol.
La Basílica de San Pablo Extramuros fue reconstruida varias veces, la última en 1823, tras un incendio, y es la que se conserva actualmente y contiene los retratos de todos los papas de la historia de la Iglesia desde San Pedro.
Las obras prevén que alrededor de la tumba de San Pablo se colocará una lámina transparente en el suelo, que permitirá ver el sarcófago y los restos del ábside de la antigua basílica constantiniana.