domingo, enero 28

Eso no se dice, eso no se hace, eso no se toca


Parece que es cosa de reyes, de personalidades de Estado o de actos de la alta sociedad. Pero el protocolo ha llegado ya a unos niveles más populares y muchas personas, cada vez más, se preguntan qué hay que hacer, cómo deben ir vestidos o dónde se tienen que sentar. El objetivo de estas cuestiones no es otro que conservar las buenas maneras.Las prisas de la vida moderna, combinada con los nuevos hábitos sociales o los cambios en las costumbres y la influencia de otras culturas, nos han hecho comportarnos cada vez más lejos de lo que se debería de considerar correcto. El protocolo no sólo es una ciencia reservada a la monarquía o a las instituciones militares. Cada vez más personas, empresas o asociaciones necesitan de esta materia para poder relacionarse con sus semejantes.


Todo va más allá de saber colocar los platos y los cubiertos en orden en la mesa; de llevar la indumentaria adecuada a una fiesta; de saber qué regalar; o de si se permite o no el tuteo. De lo que se trata, sin duda, es de ejercer de buen anfitrión y, sobre todo, de conocer las normas de buena educación para situarnos a la altura de las circunstancias.Roberto Mazo, responsable de Protocolo del Ayuntamiento de Logroño y profesor del taller que comenzará el próximo 6 de febrero, explica que «el protocolo oficial es el aplicable a las altas instituciones del Estado.


Nosotros vamos a abordar en el taller lo que se conoce como protocolo social, el conjunto de costumbres, usos y reglas que nos ayudan en nuestra convivencia con los demás».UrbanidadEn todas nuestras relaciones sociales utilizamos la urbanidad, que no es otra cosa que los buenos modales, tan solicitados en nuestra educación y aplicados a numerosos aspectos de nuestra vida cotidiana. ¿Cómo nos presentamos a los demás? ¿Cómo presentamos a un amigo o conocido? ¿A quién debemos de tratar de usted o tutear? ¿Cómo vamos vestidos a un acontecimiento social o a una boda? ¿Qué llevamos a una cena a la que nos han invitado? Todo ello va relacionado con estas buenas maneras. Asunto algo olvidado, puesto que, como apunta Mazo, «las buenas maneras no las utilizamos como sería deseable en la vida cotidiana.


Nos falta el respeto en el trato con las personas mayores, un mejor comportamiento en la calle, al utilizar el transporte público o al cruzar una puerta, en la mesa...».Muy relacionado con esto, y cada vez más de moda, está el invitar en casa. Para el responsable de Protocolo del Consistorio logroñés, «las reuniones requieren de una correcta organización y, sobre todo, debemos ofrecer un trato cordial y agradable a nuestros invitados. Hay que ejercer de buen anfitrión y para ello deberemos aplicar unas simples reglas de cortesía a la hora de recibir, ya que un exceso en la aplicación de las normas de protocolo puede desembocar en una rigidez incómoda y desagradable para los que comparten mesa».


Aunque parezca una materia encorsetada, el protocolo es flexible y muchas de las aplicaciones de sus normas básicas dependen de la circunstancia en la que están los invitados.El regalo es otra de las materias que se conocerá en este taller. El mayor acierto está en conocer los gustos de la persona a la que se regala. «Si nos invitan a comer», dice Mazo, «hay que llevar un detalle que bien puede ser flores o bombones». No tutear a una persona a la que se conoce por primera vez también es cuestión de buenas maneras, de urbanidad, que dirían las abuelas.

Fuente:EL Correo Digital