Hace unos días asistimos a una recepción oficial del gobierno español al cavalieri, en ella pudimos apreciar las sucesivas justificaciones cada vez mas patéticas de primer ministro italiano, para apuntalar sus mas que discutidas declaraciones sobre la presencia de mujeres en el gobierno español.
Hace tan sólo unos meses hemos asistido a las polémicas sobre los atuendos de nuestras políticas en diferentes medios y actos oficiales.
Hace unos años, siendo ministra de exteriores la Sra. Loyola de Palacios en una recepción oficial a un mandatario árabe, la diplomacia de aquel país exigió la cobertura de la cabeza de nuestra ministra así como enfundarse en unos guantes para eliminar el contacto físico.
Fuera ya de balbuceantes explicaciones, lo relevante aquí es la necesidad de modificar los protocolos que aceptan situaciones superadas por nuestra democracia y que rediscuten temas y valores que no solo nuestro ordenamiento jurídico ha consignado como intolerables sino, que nuestro quehacer político ha definido como seña de identidad y valor fundamental de nuestra convivencia.
Si la sentada famosa del que hoy es el presidente del gobierno español, y en aquel momento era jefe de la oposición, en el desfile del día de las fuerzas armadas ante los militares norteamericanos, fue polémica y discutida como una cuestión política de hondo calado. No comprendo Por qué hoy los mismos que consideraron que era un principio político no hacer los honores a unos militares que representaban una intervención armada sancionada por Naciones Unidas y por la opinión pública española, habrían de sancionar que no se le hiciesen los honores al presidente italiano a no ser que reconsiderara sus declaraciones sobre nuestro gobierno.¿Por qué habrían de asumir nuestros representantes políticos unas más que discutibles declaraciones de un mandatario extranjero, contra la presencia «tantas ministras» en el Gobierno de España o un comportamiento mas que desigual en el trato que el mandatario italiano viene dando a las mujeres fuera y dentro de su país?
Hay cuestiones que ya no son aceptables ni dentro del protocolo.
Los protocolos no pueden ni deben ser algo al margen del desarrollo de las sociedades, es mas, se dan porque son las formas y los códigos de esas sociedades.
Cuando se comienzan a establecer los protocolos son los antropólogos los encargados de informar a los gobiernos de las costumbres y modos de vida de los diferentes países para no incurrir en faltas graves de cortesía.
Hoy esa cortesía se fundamenta en los derechos humanos y los derechos civiles y la equidad e igualad de trato entre los sexos son valores reconocidos y sancionados por todas las constituciones europeas y así beberían recogerse en los protocolos actuales y sancionarse cuando no se cumplan, para eso existe la diplomacia, para que los desacuerdos no salten a la arena política con demasiada rotundidad, ¿no?
Fuente Canarias 7