viernes, junio 30

Una cuestión de imagen

1er. Axioma: Es imposible no tener una imagen

Imagen es percepción que se convierte en identidad y se produce por estímulos. Una imagen pública es una percepción compartida que provocará una respuesta colectiva unificada.

Paralelamente la imagen corporativa es la percepción que de la empresa tienen en su mente los clientes y potenciales clientes; la identidad corporativa es la personalidad de la empresa y abarca todas las formas de expresión de la organización: verbales, simbólicas o de comportamiento.

La máxima autoridad es quien imprime su imagen en la organización, por lo general son los directores quienes marcan un estilo definido lo que se observa particularmente en la vestimenta adoptada de uso común. Siendo cada empresa un mundo, es útil recordar que lo ideal cuando una persona se incorpora a un nuevo trabajo es que observe la actitud general y se adapte a ella. Incluso es válido indagar acerca de cuál es el estilo de vestimenta correcto para no desentonar. Este estilo variará de acuerdo a la actividad, el negocio o el target de la empresa.

El momento del qué me pongo siempre es un desafío, en especial para las mujeres. Teniendo en cuenta los siguientes puntos, la elección será mucho más sencilla:

· Entorno, lugar, cultura
· Objetivo de la reunión o encuentro
· Horario, estación del año
· Edad, constitución corporal, silueta. Combinación de colores
· Personalidad: gustos, preferencias
· Un calzado adecuado y cómodo
· Utilizar la moda en propio beneficio. Un accesorio puede dar el toque de actualidad a un equipo tradicional.

La vestimenta y sus complementos se elegirán de acuerdo al presupuesto sin olvidar que: la calidad prevalece por encima de la cantidad y que calidad no es siempre sinónimo de grandes marcas.

La imagen personal se construye respetando el estilo propio que es único, no se copia ni se imita y ciertamente, revela gran cantidad de información. Por ejemplo, los colores de las prendas indican: autoridad, poder y personalidad.

Las prendas deben tener buena caída, que se adapten al cuerpo pero sin apretarlo y que en la confección se hayan utilizado materiales nobles, ésto permite su uso en varias estaciones del año.

Los zapatos… merecen un tratamiento especial ya que ellos también son una fuente de información. Zapatos sucios, el taco gastado o el cuero deslucido restan puntos en la imagen general. En cambio, un calzado prolijo, limpio y bien lustrado será el complemento ideal del atuendo ya sea formal o casual.

Fundamental: coherencia entre el estilo propio y la imagen a construir.
Por Edith Pardo San Martín, Especialista Universitaria en Protocolo y Ceremonial de Estado e Internacional egresada de la Universidad de Oviedo y la Escuela Diplomática del Ministerio de Asuntos Externos de España. Directora del Instituto Superior de Protocolo de la República Argentina

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