El último entierro en Moscú de un jefe de Estado se remonta a marzo de 1985. Konstantín Chernenko, el predecesor de Mijaíl Gorbachov, fue despedido con todos los honores que entonces se dispensaban a los grandes dirigentes comunistas fallecidos. Pero la caída del comunismo y tantos años si experiencia en la organización de eventos fúnebres de alto postín se está haciendo notar. La preparación del entierro del ex presidente ruso, Borís Yeltsin, al que este miércoles asistirán personalidades de todo el mundo, ha desbordado al Kremlin.
Este martes no se supo, prácticamente hasta el último momento, que se iba a instalar una capilla ardiente para dar posibilidad a los rusos de despedirse de su antiguo líder. El protocolo trae además de cabeza a Serguéi Sabianin, jefe de la Administración del Kremlin y responsable de la Comisión Fúnebre creada el lunes por decreto presidencial. El desbarajuste comenzó ya el lunes, el mismo día del fallecimiento de Yeltsin.
Mientras los mensajes de pésame empezaban a llegar desde todos los puntos del planeta, el presidente Vladímir Putin no aparecía por ninguna parte. Tardó en reaccionar. Su servicio de prensa aseguró incluso que el entierro de Yeltsin no modificaría su agenda y que, pese a todo, su mensaje anual ante las dos Cámaras del Parlamento tendría lugar este miércoles. Al final, Putin terminó compareciendo ante las cámaras de televisión para pronunciar un emocionado panegírico a quien le entregó el poder en 1999. Después, el presidente ruso pospuso a mañana jueves su discurso ante los legisladores.
En la mañana del martes, todos los medios de comunicación rusos se preguntaban sobre si habría o no capilla ardiente. La respuesta afirmativa del Kremlin llegó pasado el medio día y el féretro fue trasladado hacia las tres de la tarde a la Catedral de Cristo Salvador, en donde este miércoles tendrá lugar el funeral. Expuesto al público El cuerpo de Yeltsin ha permanecido expuesto al público toda la noche. El ataúd, abierto en su mitad superior, estaba cubierto por la bandera rusa. Tampoco hubo este martes unanimidad sobre el lugar exacto, en el cementerio de Novodévichie, en donde el difunto dirigente deberá recibir sepultura. Primero se dijo que la tumba iba a estar junto a las de Raisa, la esposa de Gorbachov, y el general Alexánder Lébed, artífice del final de las hostilidades en la primera guerra chechena. Pero, finalmente, se decidió que Yeltsin sea enterrado junto a una famosa familia de artistas circenses, circunstancia que en ciertos ambientes fue acogida con cierta sorna.
Muchos detractores del fallecido presidente le acusan precisamente de haber convertido Rusia en un circo. Había ayer quien pensaba que tantos cambios y desmentidos son indicio de que a los dirigentes del Kremlin les ha cogido de sorpresa la muerte de Yeltsin y que, en un principio, no había unanimidad sobre la importancia que había que dar al acontecimiento. Otros, sin embargo, consideran que lo que se persigue es evitar una manifestación masiva de duelo hacia un personaje que la actual élite del país no aprecia demasiado, pese a que la mayoría le deben a él lo que son.
En cualquier caso, miles de personas empezaron a hacer cola ayer para rendir homenaje al hombre que sepultó el Estado soviético y trajo la libertad y la democracia a Rusia. Yeltsin murió el lunes en el Hospital Clínico Central de Moscú debido a un fallo cardiaco. Entre las numerosas personalidades que este miércoles estarán en Moscú para despedir al primer zar de la nueva Rusia estarán los ex presidentes norteamericanos, George Bush, padre, y Bill Clinton, el ex canciller alemán, Helmut Kohl, y los jefes de Estado de casi todas las repúblicas ex soviéticas. Por parte española, acudirá la presidente del Tribunal Constitucional, María Emilia Casas.
Fuente:El Mundo