A partir de esta noche, el Consell Insular d'Eivissa i Formentera desaparecerá como tal. Tras la aprobación del nuevo Estatut d'Autonomia, Eivissa y Formentera serán entidades separadas con sus propios órganos de gobierno, una vez se completen, en los próximos meses, los traspasos de competencias entre ambas. Pero, ¿qué pasa con los escudos? ¿Deben mantenerse los actuales o, por el contrario, sería adecuado cambiarlos para ilustrar más firmemente el nuevo estatus? Evidentemente, es pronto para responder a estas preguntas, ya que serán los nuevos gobiernos salidos de las urnas quienes deberán decidirlo.
En este sentido, Pere Palau opina que el escudo debería mantenerse en el caso de Eivissa ya que «representa muy bien los símbolos de la isla». Por su parte, su oponente, Xico Tarrés, es de la opinión de que «serán los técnicos quienes deberían recomendar o no dicho cambio».
Porque debemos tener en cuenta que el escudo de una institución como el Consell no es inamovible. De hecho, desde la instauración de la democracia en España, la insignia insular ya ha sufrido algún cambio.
Porque debemos tener en cuenta que el escudo de una institución como el Consell no es inamovible. De hecho, desde la instauración de la democracia en España, la insignia insular ya ha sufrido algún cambio.
Esta historia da comienzo el 17 de mayo del ya lejano año 1979, cuando el pleno del Consell Insular debatió la posibilidad de contar con su propio escudo heráldico. Entonces, fue el Institut d'Estudis Eivissencs -tal y como señala la Enciclopèdia d'Eivissa i Formentera- la institución encargada de elaborar un informe al respecto. Poco más de dos meses después, el 30 de julio, el pleno del Consell aprobaba la creación de un escudo que debía constar de tres torres con el fondo de las cuatro barras y la corona marquesal de los reyes de Aragón sobre el mismo.
Y así fue hasta la victoria progresista de 1999, momento en el que se decidió que la imagen institucional en lo que a heráldica se refiere precisaba de un pequeño remozado sin alterar los elementos que debía incluir según lo aprobado en 1979.
Durante los cuatro años de gobierno del Pacte el escudo depuró sus líneas y la corona que lo remataba pasó a tener tres puntas. Tal y como recuerda Pilar Costa, presidenta entonces del Consell, el cambio no pasó por el pleno al entenderse que no se alteraba la esencia del escudo, sino sólo su diseño.
El cambio generó una cierta polémica. Fue tal que, al regresar el PP al poder insular una de sus primeras decisiones fue la de recuperar el escudo originalmente aprobado hace poco menos de treinta años. De hecho, es el que continúa en uso.
Pero la ortodoxia del mismo fue puesta en duda en 1980 por el investigador Daniel Escandell Serra, autor de un artículo en el que se refiere al escudo insular como «heráldicamente imposible, aparte de las razones históricas que lo avalan».
Escandell atiende a las 'leyes de oro de la heráldica', que apuntan que «nunca se pondrá metal sobre metal» y «nunca se pondrá color sobre corol». En su reflexión, Escandell relata que si la figura del castillo de tres torres se representa en metal no puede figurar sobre el campo de oro sobre el que se dibujan las cuatro barras rojas, y éstas, a su vez, impiden que el castillo pueda reprensentarse en un color 'natural'.
Al parecer, durante la creación de la insignia, los expertos olvidaron la motivación heráldica del encargo haciendo prevalecer las históricas. «Para evitar tales entuertos -escribió Escandell- la heráldica ideó los cuarteles, particiones, figuras, etc.» y recomendaba en 1980 que el escudo del Consell «debía ser revisado». Casi treinta años después, tal consejo continúa esperando, aparcado debido al extendido uso que ya ha tenido un escudo que afronta su tercera década de existencia y que, probablemente, sobrevivirá a la nueva función del Consell de Eivissa, una vez separadas las competencias de Formentera.
Resulta algo sorprendente que el escudo de Formentera sea oficial en la isla desde hace apenas cuatro años, pese a que su uso venía siendo común en las últimas décadas, sin que nadie hubiera pasado antes por el trámite de oficializarlo, cosa que al fin ocurrió en el pleno del Ayuntamiento del 29 de agosto de 2003.
Al igual que el de Eivissa, la insignia de Formentera se enfrenta a la llegada a la isla de una nueva institución, el Consell. Isidor Torres, actual alcalde de la isla, opina que que casi con toda probabilidad, el nuevo órgano de poder isleño seguirá contando con el mismo escudo, aunque igualmente no descarta algún tipo de cambio en el mismo sin que afecte a su esencia. Ese cambio podría darse también en la propia bandera de Formentera.
Hay algunas peculiaridades que imprimen carácter en el escudo. El primero de ellos es la que se aprecia en la espiga de trigo que aparece entre los dos escudos con las cuatro barras y sobre la torre. Al parecer, la espiga podría tener un origen basado en la etimología del nombre de Formentera. Según algunos estudiosos, el nombre actual de la isla es una derivación del latín Frumentus, que significa trigo y que es el nombre que le fue dado a la isla por los romanos durante el tiempo que la ocuparon por la calidad de sus tierras al ser cultivadas.
La otra peculiaridad relevante es el hecho de que el escudo no está rematado por una corona, como sucede en el caso de Eivissa. Un informe solicitado al destacado heraldista catalán Armand de Fluvià encargado por el Ayuntamiento señalaba que no podía ser un escudo coronado al no haber sido tierra real, aunque en ciertos círculos se duda de dicha afirmación, ya que tras la conquista de 1235 por parte de Jaume I, en el reparto de las tierras de las Pitiüses Formentera pertenecía a los señores de Eivissa y de ellas la tercera parte correspondía al rey.
Fuente:Última Hora Digital