El ex presidente Gerald R. Ford regresó ayer a la capital donde fue jefe de Estado y legislador, esta vez dentro de un féretro que fue recibido con salvas de cañones y la poca pompa que deseaba para cuando muriera.
Al caer la noche, una nave de la flotilla de la Casa Blanca trajo el cadáver del 38o. presidente a la Base Andrews de la Fuerza Aérea, para la realización de exequias, desde California, donde los dolientes desfilaron junto a su féretro en recuerdo del modesto hombre convertido en jefe del Poder Ejecutivo en una época de trauma nacional hace 34 años.
El vicepresidente Dick Cheney, jefe de personal de Ford en ese entonces, estuvo presente durante la breve ceremonia para recibir el cuerpo y fue uno de los portadores del féretro.
Su llegada inició la parte a realizarse en Washington del funeral de Ford con honores de jefe de Estado, en una ruta desde Maryland a Virginia y luego a través del Puente Arlington Memorial hasta la capital —adornado con banderas estadounidenses—, pasando por el monumento a los caídos en la Segunda Guerra Mundial y luego al Capitolio, para el primer servicio fúnebre y la exhibición del ataúd hasta el martes.
Otros portadores fueron el ex secretario de la Defensa, Donald H. Rumsfeld, quien fungió como secretario de Defensa durante el mandato de Ford y hasta hace poco durante el del presidente George W. Bush; el ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan; el medio hermano de Ford, Richard Ford, así como Henry Kissinger.
En tanto, en el Capitolio se recordó también a Ford, un hombre cuya mayor ambición, que nunca logró en una época en que los demócratas controlaban el Congreso, era ser presidente de la Cámara de Representantes.
Pero entonces ocurrió lo inesperado: al renunciar el vicepresidente Spiro Agnew en medio de un escándalo, el presidente Richard Nixon nombró a Ford para sustituir a Agnew, y luego Ford sucedió a Nixon cuando éste terminó su gobierno al enfrentar el caso Watergate.
"Algo inesperado me ocurrió mientras estaba camino a ser presidente de la Cámara de Representantes", dijo alguna vez el ex mandatario en tono de broma.
Previamente, en Palm Desert, California, miles de personas esperaron en fila hasta tres horas para darle un último adiós al ex presidente Ford en la iglesia a la que acudía con su familia después de retirarse de la vida pública.
A partir del viernes y durante algunas horas de ayer en la mañana, los autobuses llevaron a las decenas de dolientes a la iglesia episcopal St. Margaret desde un punto de reunión ubicado a unos ocho kilómetros de distancia.
El ataúd cerrado de Ford permaneció en la iglesia para que el público lo viera hasta ayer en la mañana. Luego la ex primera dama Betty Ford acompañó el cadáver de su esposo a Washington. Tras dos servicios fúnebres en la capital, Ford será enterrado en Grand Rapids, Michigan, el 3 de enero.
Gerald Ford falleció el martes pasado a los 93 años.
Fuente:La Opinión