Los primeros títulos nobiliarios con carácter hereditario surgen en Castilla en el siglo XIV, por indudable influencia francesa: primeramente el título de Conde (1325) y luego los de Marqués (1366) y Duque (1371). Por los mismos años aparecen también en las Coronas de Aragón y Navarra, aunque en Cataluña estos títulos existían ya desde antiguo como propios de la jerarquía feudal, abundando los de vizconde y barón, raros en los otros Reinos.
Ya a mediados del siglo XV, se comienza a designar a los más poderosos de estos señores con el dictado de Grandes, y esta práctica, que respondía en principio a una situación de hecho, pasa a convertirse, con los primeros monarcas de la casa de Austria, en un status jurídico privilegiado, dando lugar a la dignidad de la Grandeza de España, unida generalmente a un título nobiliario.
La Grandeza, aunque sólo implicaba privilegios honoríficos a sus titulares - como ser tratados de primos por el Monarca y poder permanecer cubiertos en su presencia- gozó de un gran prestigio en la Europa de los siglos XVI a XVIII, siendo un honor muy apreciado por las familias de la alta nobleza, incluso de otros países.
Fuente:RAMHG
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