¿PROTOCOLO?

Mucho se ha comentado últimamente sobre la ausencia de ZP en la Misa papal en la ciudad de Valencia. A favor y en contra. Para todos los gustos.


Personalmente y con perdón, me importa un bledo ese escaqueo presidencial. Más me preocupa, sin embargo, la menos/nula comentada presencia en la recepción al Papa en Manises. Ahí si estuvo el Presidente y señora. ¿Por qué en un acto sí y en el otro no? Insisto: allá los asesores del vecino de La Moncloa. ¿Contradicción, incongruencia, falta de rigor? .


Al parecer, no acudió a la Misa para dejar claro el laicismo del Estado. Siendo así, ¿por qué se acercó a la recepción oficial en el aeropuerto che? Benedicto XVI, como S.S., el aspecto religioso de la visita era igual en ambos casos. Como Jefe de Estado del Vaticano, ya era recibido y bien recibido por nuestro Jefe de Estado, el Rey. Para ser consecuente y congruente, o a los dos actos o a ninguno.


Por cierto, ¿han reparado en la diferencia protocolaria de saludo-recepción de la Familia Real al Papa y la del matrimonio Zapatero? Revisen, por favor, aquellas imágenes, si las tienen grabadas. ¿Todavía hay clases, a pesar del repaso del comunismo?.

Sin ánimo alguno de ofender, los ZP ofrecían el aspecto del clásico provinciano de mediados del siglo pasado llegando a Madrid por vez primera. Sólo le faltaba al Presidente la boina.
¿No cobran acaso sus asesores? ¡Qué saludo, qué desgana, qué escena para millones de telespectadores de todo el mundo! Aldeanismo al más puro y peyorativo estilo de Cateto a babor o de cualquiera de las películas de Martínez Soria. Sólo les faltaba quedarse boquiabiertos. Prefirieron mostrarse con cara de hastío.


Hace sólo unos días ZP, con regocijo propio, se enfundaba la kufiya, justo cuando de nuevo andan a la greña árabes y judíos. La dictatorial respuesta del ministro de Exteriores español a un ¿empresario? hebreo, en relación a este tema, no tiene desperdicio. ¿Nos encontramos ante premeditadas actitudes gubernamentales en busca de la anunciada Alianza de Civilizaciones?
Por Anton Do Cruceiro publicado en El Ideal Gallego