Unicef fue galardonado ayer con el premio Príncipe de Asturias de la Concordia por los sesenta años «de esfuerzo generoso», de apoyo a la infancia y de lucha contra la «ignorancia, la pobreza y la enfermedad en el continente africano», señaló el jurado. Junto a la organización para la infancia de la ONU, que cuenta con 10.000 empleados, quedaron como finalistas los bomberos de Nueva York, la Organización Internacional del Trabajo, la Organización Nacional de Trasplantes, la Organización Nacional de Ciegos (ONCE, el actor Paul Newman y su compatriota Aaron E. Hotchner y la cantante Makeba, conocida como «Mamá África».
Las palabras de agradecimiento de la presidenta de Unicef-España, Consuelo Crespo, dieron paso a un dato escalofriante: ocho de cada diez niños no disfrutan de sus derechos más básicos como el de llevar una vida digna o acceder a la educación. El galardón es un acicate para «seguir luchando, si cabe con más fuerza», añadió Crespo.
Con un presupuesto de 2.762 millones de dólares en 2005, Unicef, que el 11 de diciembre cumple 60 años, es el principal organismo de ayuda a la infancia en el mundo. Está presente en casi doscientos países. Se financia con donaciones voluntarias de gobiernos, organizaciones y particulares. Estados Unidos, Noruega, Japón, Reino Unido y Suecia son, por este orden, los países que más la apoyan económicamente (España se sitúa en el puesto 18).
Su cruzada contra la malaria le ha llevado a ser la mayor distribuidora de mosquiteros. También es la primera suministradora de vacunas. Su empeño es conseguir una cobertura de vacunación del 80 por ciento en todo el mundo en 2009, con la colaboración de la Organización Mundial de la Salud.
Gracias a un programa contra el hambre y por la supervivencia infantil desarrollado en once países africanos, ha salvado a 18.000 niños de las garras de la muerte. El plan ha logrado reducir la mortalidad infantil un 25 por ciento en Velíngara (Senegal). En cuanto a la educación, Unicef está inmersa en la creación de escuelas. El año pasado consiguió escolarizar a medio millón de niñas. En Somalia, los beneficiados fueron 114.000 menores.
Proporcionar ayuda humanitaria de emergencia ante desastres naturales, luchar contra la mutilación genital infantil o promover la igualdad de géneros, entre otras acciones, forman parte de la labor diaria de este organismo galardonado con el Nobel de la Paz en 1965. Su sueño se resume en alcanzar los Objetivos de Desarollo del Milenio.
El Príncipe de Asturias de la Concordia es el último en fallarse en 2006. A finales de octubre, los agraciados con el galardón español más importante, dotado con 50.000 euros, se darán cita en Oviedo para recogerlo como es tradicional de manos de don Felipe de Borbón, quien felicitó ayer a la organización.
El jurado, presidido por Vicente Álvarez Areces, presidente del Principado de Asturias, estuvo integrado, entre otros, por Paz Fernández Felgueroso, José Ramón Álvarez Rendueles, Fernando de Almansa, Santiago de Ybarra, Javier Benjumea, Miguel Blesa, José Celma Prieto, Isidro Fainé, Jacobo Cosmen Adelaida, Carlos Pérez de Bricio y Matías Rodríguez Inciarte.
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