La mayor parte de las empresas tienen la intuición de que la comunicación puede ser un valor intangible pero no saben cómo utilizarla. En muchos casos lo único que quieren, por lo único que van a medir ese valor va a ser por su presencia en los medios.
Para ayudar a salir de esa inercia surgen cursos de comunicación que se presentan además como una alternativa laboral para el profesional del periodismo. Ignacio Bel Mallén, profesor titular de la Complutense y director de Comunicación del IESE en Madrid, dirige el master en Dirección de Comunicación y Nuevas Tecnologías de la Fundación Coso en Valencia.
El objetivo, formar a quien va a dirigir un gabinete de comunicación. La orientación, una formación con una implicación directa del alumnado. “No queremos alumnos por alumnos, eso no es un negocio tenemos un compromiso social. Además para la propia eficacia del curso resulta importante que el alumno se identifique con el master, con nuestra metodología.
No queremos gente que se apunte porque está de moda, o porque su padre le plantee estudia un idioma o haz algún master”, señala Bel. La principal carencia que se puede detectar entre los directores de comunicación es precisamente la formación. Y Bel cree que, aunque lo ideal sería pasar por un medio de comunicación antes de entrar en un gabinete, con la formación adecuada resulta más fácil afrontar ese trabajo. “Precisamente en el curso, además de especialistas y de responsables de comunicación de empresas e instituciones, contamos entre nuestros profesores con periodistas con larga experiencia en medios de comunicación y con profesionales en ejercicio”, asegura.
Para el director del master, las carencias de formación se manifiestan básicamente en no saber cómo funciona una empresa y en no valorar el componente de valor estratégico de la comunicación en la compañía o en la institución. Es preciso conocer la empresa, sus necesidades, sus órganos de gobierno, sus mecanismos de toma de decisión.
En comparación con otros países de nuestro entorno, Bel considera que el profesional de la comunicación institucional español no desentona: “Desde luego hay grandes diferencias mucha diversidad, pero en el conjunto español profesionalmente no salimos mal parados si nos comparamos con países europeos e iberoamericanos”. En cuanto a las diferencias territoriales, Bel detecta cierto retraso valenciano. “Es evidente que Madrid y Barcelona van por delante, pero no por nada, simplemente han empezado antes a valorar esta herramienta”, reconoce, aunque asegura que “con el momento pujante que se vive en Valencia hay muchas posibilidades y se está experimentando un gran desarrollo también de esta actividad”. En general se puede apreciar una evolución y, a juicio del director de comunicación del IESE, “afortunadamente, cada vez se van abriendo más otras ideas más allá del cálculo de presencia en los medios”.
Desde su punto de vista, lo realmente importante es ser fuente de información, tanto interna como externa, “fuente interesada lógicamente, pero veraz con crédito”. Algo que sólo se logra ganándose la confianza, más allá de cualquier título o de cualquier cargo en la tarjeta de visita. Ese crédito sólo se puede conseguir trabajando con honestidad y utilizando provechosamente las herramientas a su alcance.
El curso vive este año su séptima edición sin demasiados cambios con respecto a su claustro y contenidos de los inicios. “Las evaluaciones que los alumnos hacen de los docentes nos ha llevado a mantener a casi todo el claustro original. En cuanto a contenidos, incorporamos más materia de nuevas tecnologías, más que nada para actualizarnos conforme van evolucionando, también documentación y protocolo, que era algo que inicialmente no contemplé pero que hemos visto que resulta muy útil”, asegura Bel.
Para ayudar a salir de esa inercia surgen cursos de comunicación que se presentan además como una alternativa laboral para el profesional del periodismo. Ignacio Bel Mallén, profesor titular de la Complutense y director de Comunicación del IESE en Madrid, dirige el master en Dirección de Comunicación y Nuevas Tecnologías de la Fundación Coso en Valencia.
El objetivo, formar a quien va a dirigir un gabinete de comunicación. La orientación, una formación con una implicación directa del alumnado. “No queremos alumnos por alumnos, eso no es un negocio tenemos un compromiso social. Además para la propia eficacia del curso resulta importante que el alumno se identifique con el master, con nuestra metodología.
No queremos gente que se apunte porque está de moda, o porque su padre le plantee estudia un idioma o haz algún master”, señala Bel. La principal carencia que se puede detectar entre los directores de comunicación es precisamente la formación. Y Bel cree que, aunque lo ideal sería pasar por un medio de comunicación antes de entrar en un gabinete, con la formación adecuada resulta más fácil afrontar ese trabajo. “Precisamente en el curso, además de especialistas y de responsables de comunicación de empresas e instituciones, contamos entre nuestros profesores con periodistas con larga experiencia en medios de comunicación y con profesionales en ejercicio”, asegura.
Para el director del master, las carencias de formación se manifiestan básicamente en no saber cómo funciona una empresa y en no valorar el componente de valor estratégico de la comunicación en la compañía o en la institución. Es preciso conocer la empresa, sus necesidades, sus órganos de gobierno, sus mecanismos de toma de decisión.
En comparación con otros países de nuestro entorno, Bel considera que el profesional de la comunicación institucional español no desentona: “Desde luego hay grandes diferencias mucha diversidad, pero en el conjunto español profesionalmente no salimos mal parados si nos comparamos con países europeos e iberoamericanos”. En cuanto a las diferencias territoriales, Bel detecta cierto retraso valenciano. “Es evidente que Madrid y Barcelona van por delante, pero no por nada, simplemente han empezado antes a valorar esta herramienta”, reconoce, aunque asegura que “con el momento pujante que se vive en Valencia hay muchas posibilidades y se está experimentando un gran desarrollo también de esta actividad”. En general se puede apreciar una evolución y, a juicio del director de comunicación del IESE, “afortunadamente, cada vez se van abriendo más otras ideas más allá del cálculo de presencia en los medios”.
Desde su punto de vista, lo realmente importante es ser fuente de información, tanto interna como externa, “fuente interesada lógicamente, pero veraz con crédito”. Algo que sólo se logra ganándose la confianza, más allá de cualquier título o de cualquier cargo en la tarjeta de visita. Ese crédito sólo se puede conseguir trabajando con honestidad y utilizando provechosamente las herramientas a su alcance.
El curso vive este año su séptima edición sin demasiados cambios con respecto a su claustro y contenidos de los inicios. “Las evaluaciones que los alumnos hacen de los docentes nos ha llevado a mantener a casi todo el claustro original. En cuanto a contenidos, incorporamos más materia de nuevas tecnologías, más que nada para actualizarnos conforme van evolucionando, también documentación y protocolo, que era algo que inicialmente no contemplé pero que hemos visto que resulta muy útil”, asegura Bel.
Fuente:Las Provincias
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