martes, noviembre 7

Las primeras imágenes de la Capilla de Música



Como recuerda María Gembero, editora de un volumen conmemorativo publicado en la Revista Príncipe de Viana, será a partir de los siglo XV y XVI cuando se configuró la capilla de música, pasando las funciones del chantre al maestro de capilla (responsable de la polifonía) y al sochantre (director del canto llano).Junto al volumen reseñado, con dieciséis trabajos, en su mayoría relativos a distintos aspectos históricos y musicológicos de la capilla, han aparecido otras publicaciones, a la vez que se exhibe en el dormitorio bajo de la catedral una exposición con el título de «Capilla de Música 800 años». Sin duda, que todo ello constituye un aperitivo previo a publicación del esperado catálogo de música del archivo capitular, ya que la seo pamplonesa figura entre las escasas que aún no ha realizado esa tarea primordial.


Hasta la aparición de la fotografía, la difusión de imágenes de todo tipo se realizó en libros y estampaciones sueltas, mediante distintas técnicas de grabado, de modo particular con planchas abiertas a buril o mediante litografías, desde el siglo XIX. Las imágenes eran un bien preciado y codiciado, precisamente por su falta. Los hombres que vivieron en siglos pasados tenían muchos tiempo para contemplar las escasísimas imágenes que llegaban a sus manos, justamente al revés que hoy en día, en que su número es tal y nuestro tiempo tan escaso, que no hay posibilidad de contemplarlas con detenimiento.


La exposición aludida sobre la capilla es un buen ejemplo de esa realidad, con muchas fotografías de la historia reciente, frente a las prácticamente inexistentes del pasado, pues tan sólo se conocen escasas instantáneas y litografías y lienzos de Eslava, que es siempre un referente para la institución, por haber sido infante en la catedral.


Recreación histórica
En sendas ediciones de los Fueros del Reyno de Navarra de A. Chavier, fechadas en Pamplona en 1686 y 1815, encontramos el tema de las Cortes de Navarra presenciando el alzamiento del rey sobre el pavés. En ambos casos aparece la capilla de música de la catedral en el fondo, a un lado del altar presidido por la titular del templo, invocada bajo la advocación del Sagrario. Como es sabido, éste era uno de los ritos tradicionales de la monarquía, recogido en el denominado fuero antiguo, base del Fuero General de Navarra. No debe extrañarnos que, como portada del corpus jurídico-público, se eligiese esta recreación de los orígenes del Reino, con el compromiso o pacto entre los caballeros y nobles y el rey.

La elección de la ilustración para la edición de la recopilación de leyes de Chavier, se hizo con todo cuidado. Al respecto hay que recordar que tanto el encargo de la historia al Padre Moret como del corpus legislativo a Chavier se ha de contextualizar en momentos de ataques a la foralidad y singularidad de Navarra.
En ambos casos, se trata de imágenes figuradas de un hecho histórico, en las que se hacen presentes hombres, símbolos, emblemas, protocolo y ceremonial al uso en las reuniones de las Cortes de Navarra durante el Antiguo Régimen, en las que participaba la capilla de música, de modo especial en la proclamación como en la jura de los reyes.

La inclusión de la imagen en la obra de Chavier hizo que muchas personas pudiesen contemplar el hecho visualmente, a la vez que comprobar algo que quizás habían escuchado: la participación de la capilla de música de la catedral en los grandes acontecimientos de la historia de Navarra.

La versión de 1686
En la edición de los Fueros del Reyno de Navarra, de Antonio Chavier (Pamplona,1686), la estampa a buril o punta seca, es obra de don Dionisio de Ollo, secretario del tribunal eclesiástico del obispado de Pamplona, nacido hacia 1654 y muy relacionado con artífices y diversas empresas artísticas. Así lo prueba su declaración en la Pamplona de 1700, a favor de quienes defendían la diferencia entre la arquitectura y el ensamblaje, en donde afirma: «haber visto algunos libros por entretenimiento y haberse ejercitado en dibujar y alguna otra curiosidad, …..», llegando a la distinción entre la arquitectura especulativa, o meditada y pensada, básicamente los proyectos, y la práctica. Don Dionisio de Ollo fue, además, el legatario de todas las estampas y dibujos que poseía el pintor flamenco Pedro de Obrel, según consta en el testamento de este último, redactado en Pamplona en 1671.
En la composición destacan junto a los tres brazos de las Cortes, la decoración de la Sala Preciosa, en la catedral, con ricos tapices y columnas salomónicas. El modelo de estas últimas se puede poner en relación con los grabados que ilustran la obra de Juan Caramuel sobre arquitectura oblicua, editada en 1678 que tanto contribuyó a la barroquización del retablo hispano.

La capilla aparece junto al altar, frente al solio, distinguiéndose el organista frente a su instrumento con las puertas abiertas, en el que se ven tanto los tubos canónigos o de fachada, como la trompeta de batalla típicamente hispana, el maestro de capilla, un bajonista y varios cantores.

La estampa de Manuel Albuerne (1815)
La versión firmada por Manuel Albuerne por dibujo de Antonio Rodríguez, la encontramos en otra recopilación de los Fueros, publicada en Pamplona en 1815, aunque en esta ocasión las formas han variado muchísimo, respecto a los anteriores, por pertenecer la estampa a unos modelos académicos, acordes con la estética imperante en aquellos momentos. El inventor de la composición, el pintor Antonio Rodríguez (Valencia, 1765- d. 1823), se formó en la Academia de San Carlos de la ciudad del Turia.

En 1786 se trasladó a Madrid, ingresando en la Academia de San Fernando. Rodríguez debió contar con algún dibujo enviado desde Pamplona o con la propia versión de don Dionisio de Ollo, transformándola a los gustos estéticos del momento, eliminando la escenografía más barroca de la versión seiscentista.
El grabador Manuel Albuerne se formó en la Real Academia de San Fernando, donde realizó diferentes estampas de reproducción de obras artísticas famosas.

En la estampa, fruto de la colaboración de estos maestros valencianos, la capilla se encuentra en el mismo lugar y en ella vemos al organista frente a su instrumento, un arpista, cantores vestidos con sotana y sobrepellices sin mangas e infantes con sus partituras. La fiabilidad histórica de esta segunda versión es menor que en la primera, ya que los autores de la estampa vivían lejos de Pamplona y la interpretación, por tanto, menos verídica.
Fuente:Diario de Navarra

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