Las formas en las relaciones sociales
Para poder efectuar algún cambio positivo en nuestra vida, a veces debemos cambiar la forma de ver la vida, debemos tratar de perfeccionar nuestra forma de ser y hasta nuestra forma de sentir. Las relaciones sociales se perfeccionan, con el ejercicio recíproco de tratar a los demás como uno desea ser tratado. Si una persona utiliza con sus allegados y colaboradores formas cordiales y afectuosas, éstos le responderán con el mismo afecto y deferencia. A continuación les expongo algunas formas, que considero son muy importantes en el trato social:
Mantener las distancias:Es la base para fomentar relaciones duraderas y de verdadera amistad. Es guardar cierta reserva amable. La persona que insiste en tutear a todos, que confía a cualquiera sus cosas o se inmiscuye en los asuntos de otros, fácilmente tropieza con la frialdad de los demás, al percibir síntomas de superficialidad en ella. La confianza no puede imponerse jamás, solamente puede inspirarse. Por esto, mantener las distancias respecto a nuestra propia intimidad, no sólo es útil entre compañeros de trabajo, también es necesaria, en otro grado, para la vida familiar. Algunas personas, tratando de forzar la intimidad, abruman con confidencias de índole privada. Esto sólo puede provocar una falsa amistad o peor aún impedirla.
Ostentación: La persona ostentosa carece del encanto propio de la verdadera categoría, porque ansía siempre ser el centro de atención. Ostentación es hacer alarde de relaciones, conocimientos o de conquistas amorosas, rodearse de cosas por la exclusiva razón de que llamen la atención, como ropa, accesorios, carros, etc. La persona ostentosa conquista a los fácilmente impresionables y provoca en ellos el vicio de la adulación. Las personas de buen gusto, por el contrario, no se dejan captar por esas ostentaciones y más bien tienen un sentimiento de rechazo hacia esas actitudes.
Elogios:Tener una visión positiva de las personas siempre es agradable. Hay momentos en que es necesario demostrarlo con palabras expresivas. Sólo la persona que observa lo valioso que hay en los demás sabe expresarlo como muestra de agradecimiento o benevolencia, ganándose la simpatía de todos. Cuando una persona expone un punto de vista verdaderamente interesante durante el curso de una conversación, es justo reconocer su acierto. De igual manera es de buena educación que el invitado celebre las obras de arte, o el buen gusto en la decoración de la casa y los detalles que ayudan a crear un ambiente acogedor. El justo elogio se distingue de la adulación, que implica siempre falta de sinceridad o de prudencia. Es perfectamente correcto que un caballero resalte la elegancia, amabilidad o belleza en la mujer, pero es poco femenino en la mujer hacer referencia directa a detalles personales del caballero.
Expresiones vulgares:El lenguaje empleado por una persona no sólo denota su grado de inteligencia, sino también su cultura y educación. En la conversación ha de evitarse el uso de expresiones rebuscadas y cursis, pero también aquellas que estén a la última moda, ambos extremos denotarían una actitud de superficialidad. Utilizar palabras de doble sentido no deja de demostrar muy mal gusto, cuando el segundo sentido es grosero. La persona educada debe evitar en su conversación las palabras vulgares y no decirlas nunca si hay alguna dama presente.
Sandy Pou de Fernández
Experta en Protocolo, Organización de Actos y Ceremonial.
Avalada por el Consejo Superior de Comunicación y Relaciones Públicas de España y la Indiana University of Pennsylvania.
Avalada por el Consejo Superior de Comunicación y Relaciones Públicas de España y la Indiana University of Pennsylvania.