La princesa japonesa Kiko dio a luz el miércoles a un niño, el primer heredero varón nacido en la ancestral familia imperial en más de cuatro décadas, y la respuesta a las oraciones de los conservadores deseosos de mantener alejadas del trono a las mujeres.
El nacimiento echa a pique por el momento el plan para revisar la ley de sucesión de 1947, que pretendía permitir a las mujeres de la familia acceder al trono, una idea a la que se oponían los tradicionalistas, que querían preservar una práctica que dicen se remonta a más de 2.000 años.
Esto decepcionará a muchos japoneses, la mayoría de los cuales se muestran favorables a dar a las mujeres igualdad de derechos al trono.
Los programas de televisión dieron inmediatamente la noticia de que había nacido un heredero varón, el tercero en la línea de sucesión al trono tras su tío y su padre, aunque los tabloides llevaban semanas diciendo que sería un niño.
Un responsable de la Casa Imperial informó a los periodistas de que la princesa Kiko, de 39 años y esposa del hijo menor del emperador, Akishino, dio a luz por cesárea a las 08:27 de la mañana hora local (2327 GMT) a un niño que pesó al nacer 2,558 kilos, y añadió que ambos se encuentran bien de salud.
Desde el nacimiento del príncipe Akishino en 1965 no había nacido ningún varón en la familia real, lo que había incrementado la posibilidad de una crisis sucesoria.
El príncipe heredero Naruhito, de 46 años e hijo mayor del emperador, y su esposa Masako tienen una hija de cuatro años, la princesa Aiko, quien bajo la ley actual no puede acceder al trono.
Los periódicos sacaron nuevas ediciones rápidamente y simpatizantes de la Casa Imperial felicitaron al emperador Akihito y a la emperatriz Michiko, ondeando banderas japonesas y gritando "Felicidades" cuando salieron de un hotel en Sapporo, en el norte del país, donde estaban de visita oficial.
"Es una sensación refrescante que nos recuerda un cielo otoñal despejado," declaró a la prensa el secretario jefe del gabinete, Shinzo Abe, un conservador del que se espera que se convierta en el próximo primer ministro este mes.
Al ser consultado sobre la reforma de la ley de sucesión, respondió: "Es importante para nosotros que lo discutamos con calma, con cuidado y firmeza."
DIVISION DE OPINIONES
Los emperadores japoneses dejaron de ser considerados como dioses desde que Hirohito, el padre de Akihito, renunció a su divinidad tras la derrota en la Segunda Guerra Mundial, y ya no tienen autoridad política, pero la monarquía sigue siendo rica en símbolos y rituales.
Las ceremonias que rodean el nacimiento incluyen el que el padre deje una espada minúscula junto a la almohada del bebé para apartar a los demonios.
"Es bueno que haya nacido un niño, para que la familia real pueda mantener su linaje masculino. Estoy contento de que la tradición de Japón se mantenga," manifestó un médico de 77 años, Tadayuki Aman.
No opinaba igual Masashi Yamaguchi, un ingeniero de telecomunicaciones de 25 años: "Otros países en todo el mundo tienen reinas. Japón también debería cambiar con los tiempos."
El primer ministro, Junichiro Koizumi, había planeado revisar la ley para permitir el ascenso de las mujeres al trono, pero el embarazo de Kiko paralizó el proyecto, que habría abierto las puertas a Aiko para convertirse en la primera emperatriz de Japón desde el siglo XVIII.
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