El ser humano es sociable por naturaleza, lo que significa que su vida ha de transcurrir en compañía de sus semejantes. Por eso se hace imprescindible conocer códigos de comportamiento que le permitan relacionarse con los demás para lograr una convivencia placentera.
El ceremonial es un arte de aplicación constante, no tan sólo en el ámbito del trabajo, de las relaciones sociales, sino que se aplica siempre en nuestra conducta cotidiana. Tiene conceptos, formas, detalles, que en su conjunto crean el ordenamiento perfecto de todo acto, ya sea patrio, litúrgico, diplomático, castrense, escolar, definiendo las normas de comportamiento de quienes actúen en esos ámbitos. Es erróneos pensar que estas normas, usos y costumbres tienen un carácter elitista y reservado para cierto círculo social que no se compadece con la igualdad de los seres humanos. Muy por el contrario el respeto a las normas de convivencia y cortesía contribuye al fortalecimiento de las relaciones interpersonales, ya sea que éstas se desarrollen tanto en la vida social como en la profesional. En tal sentido, se ha podido apreciar cómo en los últimos tiempos se extiende la inquietud por conocer las normas fundamentales del Protocolo y el Ceremonial, en sectores que tradicionalmente permanecían ocupados en sus quehaceres autónomos e internos. El ceremonial, ha sido y es el mayor civilizador y ordenador del accionar de la sociedad humana. Conocer y aplicar elementos comunes al Ceremonial y al Protocolo contribuye a realizar una combinación armónica de personas, objetos y momentos al organizar una reunión o acto formal.
Un 28 de mayo de 1811, las autoridades de la Primera Junta de Gobierno, con la firma de sus Secretario el Dr. Mariano Moreno, dieron el primer paso estructural sobre Normas y Formas a las que se ajustaría el Ceremonial Oficial emitiendo el documento que llamaron "Instrucción" estableciendo mediante Decreto Nº 1.534/11 el 28 de mayo Día del Ceremonial argentino.
A propósito de la fecha, me parece oportuno reflexionar sobre la renovación en la forma de organizar los actos. VIVIMOS TIEMPOS DE GLOBALIZACIóN Esto afecta a la cultura, a las costumbres, al Protocolo. Hay una igualación en la forma de organizar, la unificación de criterios es positiva, pero se debe mantener siempre costumbres nacionales que enriquezcan los actos y que aporten elementos diferenciales que revaloricen los eventos. VIVIMOS TIEMPOS DE COMUNICACIóN Para que un acto transmita su finalidad, debe incluir técnicas de comunicación y diseñar los mismos con criterios periodísticos, si se quiere llegar a toda la sociedad sin perder la identidad del acto de la institución anfitriona. VIVIMOS TIEMPOS DE GRANDES AVANCES TECNOLóGICOS Las nuevas tecnologías influyen en la organización, ayudan a hacer más simple la preparación y permiten dedicarse más en el diseño global del acto, mejorar las relaciones humanas y la comunicación interna. Pero también requiere de una constante actualización, de revisión de formatos y de introducción de nuevos lenguajes. Vivimos tiempos de equilibrio. Aparece el equilibrio permanente en las ordenaciones, en los símbolos y en todos los elementos propios de un acto. Y ese equilibrio que lleva necesariamente a la cortesía, al protocolo mixto, a la alternancia de listas, a la concesión de protagonismos, a la renovación de líneas de saludo, a la revisión de presidencias y a la flexibilidad con ejercicio permanente de protocolo. Y como dice Blanco Villalta, "quienes no logran advertir el sentido armonizador del Ceremonial y su valoración como medio para servir a la interrelación dentro de la sociedad, moderna, consideran con escepticismo su importancia".Por: Marysa Fernetti Técnica en Ceremonial y Protocolo Oficial
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