La fiesta de preaniversario de la Expo congregó ayer a un selecto grupo de representantes de la sociedad aragonesa.
Oenegés, artistas aragoneses, empresarios patrocinadores de la muestra internacional, sindicatos, miembros del colectivo vecinal, políticos y responsables de las Fuerzas Armadas en Aragón asistieron a la presentación del Centro de Visitantes, un edificio que pese a su cuidado diseño no mereció tanta atención como la carpa en la que tuvo lugar el cocktail de bienvenida.
Allí empezaron a llegar los invitados alrededor del mediodía. Dos gotas de agua daban la bienvenida a los asistentes mientras unas azafatas solícitas les regalaban un pins de Fluvi, la mascota oficial. Y es que, a estas alturas, no llevar la insignia de Fluvi en la solapa de cualquier acto oficial relacionado con la Expo empieza a estar mal visto. Sólo se admiten disculpas, si se sustituye el de Fluvi por el pin de la zeta de metal de Zaragoza 2008.
Para hacer más amena la espera de las autoridades, que siempre son las últimas en llegar, se había programado una peculiar actuación de claqué con botas de agua, que al fin y al cabo de eso iba la fiesta.
En general, gustó la presentación. Sobre todo, el momento en el que se izaron las banderas de los 31 países que ya han confirmado su participación en la muestra. "Merece la pena organizar actos de estas características, para que la gente conozca mejor el contenido", valoró José María Mendizabal, director general de Pikolín y copatrocinador del evento.
Allí empezaron a llegar los invitados alrededor del mediodía. Dos gotas de agua daban la bienvenida a los asistentes mientras unas azafatas solícitas les regalaban un pins de Fluvi, la mascota oficial. Y es que, a estas alturas, no llevar la insignia de Fluvi en la solapa de cualquier acto oficial relacionado con la Expo empieza a estar mal visto. Sólo se admiten disculpas, si se sustituye el de Fluvi por el pin de la zeta de metal de Zaragoza 2008.
Para hacer más amena la espera de las autoridades, que siempre son las últimas en llegar, se había programado una peculiar actuación de claqué con botas de agua, que al fin y al cabo de eso iba la fiesta.
En general, gustó la presentación. Sobre todo, el momento en el que se izaron las banderas de los 31 países que ya han confirmado su participación en la muestra. "Merece la pena organizar actos de estas características, para que la gente conozca mejor el contenido", valoró José María Mendizabal, director general de Pikolín y copatrocinador del evento.
Quien demostró no tener pelos en la lengua fue Pedro Sánchez, presidente de Cermi Aragón: "El Centro de Visitantes nos ha parecido muy moderno, pero se han olvidado de ofrecer una voz en off que permita a las personas invidentes o con deficiencias visuales conocer el contenido de la exposición. Esperemos que lo subsanen".
A quienes sí se podía escuchar con claridad era a las dos gotas de agua que durante toda la fiesta anduvieron de lado a lado bromeando con los asistentes. La organización decidió que fuesen dos, como los dos años que quedan para la apertura oficial de la Expo, el 14 de junio del 2008.
Una y otra vez fueron requeridas por los invitados para hacerse fotos. No le sucedió lo mismo al presidente de Expoagua, Roque Gistau, que tras posar con ellas durante varios minutos acabó por ladearse ligeramente, temeroso de que una de las gotas incrustase la punta de su disfraz en sus ojos. Lejos de los posados oficiales, los voluntarios que habían izado las banderas disfrutaban del aperitivo. Con sus camisetas azules dieron color al acto institucional.
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